El ex fiscal analizó en la 99.9 las consecuencias de esa decisión que tomó el gobierno de Axel Kicillof: “es tan o más grave que la liberación de los presos durante la pandemia“.
Entre las múltiples decisiones erróneas que tomó el gobierno de Axel Kicillof a lo largo de su mandato, hay una en particular que tiene un efecto muy importante en la lucha contra el delito: la desarticulación del servicio de inteligencia del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Después de muchos años como fiscal, el Dr. Marcelo Romero conoce muchos detalles de esa tarea y habló al respecto en la 99.9: “es una de las decisiones más graves que ha tomado el gobierno de Kicillof. Es tan o más grave que la liberación de los presos durante la pandemia”. Luego explicó que “la inteligencia penitenciaria es el sistema de reunión de información más importante del país, es donde mayor información criminal hay. El servicio de inteligencia trabajaba no sólo en las evasiones o fugas, sino también en la investigación de los hechos que sucedían dentro de los penales. Trabajaban sobre toda la información abierta, quien es el interno, sus antecedentes, los compinches, quienes son las personas que los visitan, si rancha con determinados internos. Hace una historia de vida que permite prevenir hechos como investigar los que sucedan en el penal”.
Las consecuencias se pueden ver constantemente en las calles y son de gravedad y posible afectación incluso a muchos civiles: “esto se les ocurrió de la noche a la mañana a Kicillof y Alak. Se hizo lo mismo a nivel federal. Hace 15 días en La Plata, en un juzgado de menores con un detenido que cumplió 18 años de edad pero es peligrosísimo, acusado de graves delitos; cuando fue trasladado del penal hasta el juzgado de menores fue “rescatado” por un grupo comando a los tiros. Los custodios no tenían la información necesaria sobre quien llevaban, si tenían compinches en el exterior o se organizaba algo, esta gente fue ciega poniendo en riesgo su vida y la de los transeúntes”.
Cuando le tocó ser parte del sistema judicial, el trabajo con las personas que fueron capacitadas para hacer esta tarea era constante; pero ahora están devenidos a otras funciones: “siempre trabajábamos con el servicio de inteligencia, el estado invirtió en ellos y los formó a través de la Escuela Nacional de Inteligencia, las escuelas de la Gendarmería y la Policía Federal de forma profesional, no chusma de peluquería que es en lo que se transformó hoy la inteligencia argentina. Esos hombres y mujeres hoy están abriendo celdas o cuidando el muro cuando están capacitados para mucho más”, remarcó.