Marcelo Romero: “Los magistrados judiciales no podemos pensar que todo el sistema penal es Disneylandia”

El fiscal habló en la 99.9 acerca de las definiciones del sistema judicial que permite que estén en la calle delincuentes que deberían estar cumpliendo una pena en las cárceles.

El caso de Alejandro Ochoa, ladrón que debía estar preso pero fue liberado y mató a María Rosa Daglio por robarle una cartera; ha generado una nueva discusión sobre las múltiples falencias del sistema judicial.

En ese camino, hubo magistrados que firmaron la liberación de una persona condenada para que vaya a cumplir con prisión domiciliaria fuera de la ciudad. El fiscal Marcelo Romero, habló al respecto en la 99.9: “los magistrados judiciales no podemos seguir encerrados en una burbuja ideológica pensando que todo el sistema penal es Disneylandia. Es la parte más dura del sistema legal, es el sistema represivo que aplica las condenas luego de un debido proceso a las peores conductas. Esto nos lleva a soluciones absurdas”.

La primera intención de los jueces fue indicar que no funcionaron los controles del Servicio Penitenciario y la Policía, algo que hace mucho tiempo que no funciona bien: “los arrestos domiciliarios no son controlados como debieran. Los magistrados somos responsables de las decisiones que tomamos y no podemos ampararnos en la doctrina, la ideología y ni siquiera en la ley. Siempre terminamos echandole al culpa a la oficina de al lado y nadie se hace responsable de lo que firma”.

Paralelamente criticó que ante la falta de espacio en las cárceles, se libere a los delincuentes: “hay que construir cárceles, sería ideal que la gente cumpliera la ley y no cometiera delitos. La población creció y también el delito. No sólo eso, sino también la violencia con la que actúan los delincuentes”.

La experiencia de muchos años dentro del sistema judicial lo llevó a asegurar que “el crimen es fundamentalmente cobarde”. Luego explicó que “nosotros vemos en nuestros despachos delincuentes cada vez más jóvenes, terriblemente violentos pero absolutamente cobardes. Cuando son aprehendidos por la policía vienen llorando con la mamá, con la pareja y hasta con un bebé. Parecen pollitos mojados”.

Para Romero no que hace falta es un cambio social profundo porque hay valores que se han incorporado desde hace mucho tiempo: “a la policía se las demoniza desde la restitución de la democrática equiparándola a las fuerzas militares que actuaron durante el proceso cuando los policías y militares que están en funciones ni siquiera habían nacido en aquella nefasta época. Como contra partida, al delincuente es romantizado incluso desde la cultura a través de series televisivas, novelas y en la música. Esto no es nuevo, tiene más de 30 años”.