El fiscal Marcelo Romero escribió una dura carta abierta dirigida a Zaffaroni, apuntando contra sus comentarios golpistas.
El fiscal Marcelo Romero criticó duramente a Zaffaroni, después de que expresara su deseo de que el gobierno de Macri se termine pronto. “Se supone que la prudencia es la mayor virtud de un juez, de ahí la palabra jurisprudencia, y Zaffaroni es algo de lo que carece , porque permanentemente emite opinión sobre cosas que supuestamente tiene que resolver. Ahora nos desayunamos con esta declaración de tinte golpista“.
El abogado aseguró que, a pesar de tener clara connotación golpista, siempre se maneja al filo del lenguaje, por lo que es muy difícil pensar en acursarlo formalmente. “Es inteligente, eso no se le puede negar, y dice las cosas al límite. Yo creo que si hasta ahora ningún fiscal federal lo ha denunciado es porque no ha encontrado la frase verbal adecuada para decir pasamos a voltear al gobierno, lo deja ahí. Utiliza el lenguaje, lo sabe usar, eso no se le puede negar, y provoca. Es una frase provocativa, pero viniendo de un magistrado internacional es una frase desafortunada“.
“Ha hecho mucho daño su doctrina al sistema penal, al derecho penal argentino. En las facultades de derecho, sobre todo en las nacionales, el catecismo zaffaroniano es obligatorio, y hasta hace muy poco era obligatorio en los consejos dela magistratura, y esto implica ya trascendía el ámbito universitario, y para convertirse en magistrado nacional, si no se recitaba el catecismo laico obligatorio zaffaroniano uno no accedía al cargo. Entonces no debe sorprendernos después cuando nos encontramos con resoluciones judiciales contrarias al sentido común. Y claro , si para acceder a la magistratura se obliga al postulante a sostener esta doctrina, la ecuación es simple“, opinó Romero.
“Hay gente honesta que está convencida. Y que cree que sinceramente que el criminal, el que comete un delito , en realidad es víctima de la sociedad capitalista que lo oprimió“, aseguró Romero, explicando que no se trata de un grupo de chantas, sino de personas que están honestamente confundidas. “Un juez abolicionista es tan absurdo como un sacerdote ateo“, metaforizó para concluir.