El activista consigue que el ex secretario de Exteriores rinda cuentas por el Brexit. Busca demostrar que la cifra de ahorro por la salida de Londres de la UE era mentira.
Marcus Ball votó por la permanencia en la UE y no se dio por vencido con el resultado. Tenía entonces 26 años, vivía con sus padres en Norwich y estaba dándole vueltas a su próximo proyecto, después de haber estudiado Historia en la Canterbury Christ Church University y de no haber llegado demasiado lejos en sus primeros intentos como “empresario social”.
Como Gina Miller, la financiera y activista que llevó al Gobierno a los tribunales por intentar eludir al Parlamento en la aprobación del Brexit, Marcus Ball creyó que había argumentos sobrados para exigir cuentas a los políticos por mentir a la opinión pública durante la campaña. Eligió a conciencia un objetivo (Boris Johnson) y una “mentira” (la de los 350 millones de libras semanales de contribución del Reino Unido a las arcas de la UE).
Así nació la campaña de ‘crowdfunding’ ‘Brexit Justice’, con el objetivo de lograr el equivalente a 115.000 millones de euros para costear los gastos legales. Tres años después, con las aportaciones de 9.000 donantes, la financiación colectiva ha superado el medio millón de euros. Y lo que parecía de antemano una batalla perdida se ha convertido en la causa legal del momento, capaz de arruinar la carrera de Johnson hacia Downing Street cuando el viento soplaba finalmente a su favor.
La jueza Margot Coleman ha estipulado que el ex secretario de Exteriores comparezca en una audiencia preliminar (en una fecha aún por determinar) y que el caso sea remitido a un tribunal por su “considerable interés público”. En plena campaña para la sucesión de Theresa May, en la que partía con 27 puntos de ventaja sobre el pelotón de seguidores, Johnson se puede ver obligado a defenderse de la acusación de “conducta inapropiada de una cargo público”.
Aunque los expertos legales consideran improbable que el eterno candidato conservador sea llevado finalmente a juicio -por un delito que podría merecer hasta 20 años de cárcel- el daño a su dudosa reputación está ya hecho, por más que sus correligionarios cierren filas con él y denuncien la “persecución política”.
‘The Daily Telegraph’, el portavoz del Brexit ‘duro’, ha salido en defensa férrea de Johnson cuestionando los motivos de Marcus Ball. El misterioso joven de 29 años que puso en marcha la maquinaria desde la casa de sus padres vive ahora en un piso de lujo de 7.000 euros al mes en el barrio financiero de Canary Wharf, con guardias privados y cámaras de seguridad.
Según el ‘Telegraph’, Ball está empleando parte del dinero del ‘crowdfunding’ para uso personal, de las 333 libras gastadas en un curso de autodenfensa hasta su cuenta de teléfono móvil o el encargo de dulces con el logo de ‘Brexit Justice’. El “acusador” de Johnson se defiende alegando que ha tenido que asignarse un sueldo mensual, con cargo a la financiación colectiva, para poder entregarse al caso que ha consumido tres años de su vida, con la asistencia, entre otros, del abogado Lewis Power -del bufete de Church Court Chambers- especializado en “casos complejos internacionales de regulación y fraude”.
El objetivo de Ball -perfectamente trajeado pero sin corbata- es demostrar que Johnson mintió repetidamente durante la campaña, cuando era diputado y alcalde de Londres, cuando dijo que la salida de la UE iba a permitir el ahorro semanal del equivalente a 396 millones de euros que podrían ser destinados a la sanidad pública. La Autoridad de Estadísticas del Reino Unido rebatió públicamente esa cifra y advirtió que el cálculo, a partir de la contribución anual a los presupuestos del bloque, era inexacto y no tiene en cuenta el dinero que revierte al todavía miembro de la UE en forma reembolsos, subsidios, becas y proyectos cofinanciados por Bruselas.
Otros miembros de la campaña ‘Vote Leave’ (como el también aspirante a líder conservador Michael Gove) se retractaron de esa cifra que viajó por todo el país estampada en el famoso autobús rojo. Johnson siguió sin embargo ondeando la bandera de los 350 millones de libras cuando era incluso titular del Foreign Office, en una de sus columnas en ‘The Daily Telegraph’.
Sus abogados han pasado por alto la relación conflictiva de Johnson con la verdad, que se remonta a sus tiempos de corresponsal en Bruselas, y han denunciado simplemente el caso legal como “una artimaña con fines políticos”. Entre otros argumentos han sacado a la luz un blog, firmado en su día por Marcus Ball, en el que asegura que “una vez que los tribunales hayan demostrado que los políticos mintieron a los votantes, el siguiente paso será prevenir el Brexit”.
En declaraciones al ‘Huffington Post’, Ball asegura que su ira contra Boris es comparable a la que sintió en su día contra el laborista Tony Blair por las “mentiras” de Irak o contra el liberaldemócrata Nick Clegg cuando prometió que no subirían las matrículas universitarias. “Hemos pasado por una serie de eventos en la reciente historia que han servido para demostrar que las mentiras de los políticos pueden provocar un daño enorme a mucha gente”.