La investigadora del CONICET, la Universidad de Quilmes y la Torcuato Di Tella habló en la 99.9 sobre el estudio que realizó junto a otros colegas para determinar como el cronotipo de los alumnos puede modificar su forma de aprender.
El estudio que se presentó recientemente hecho por investigadores del CONICET pone en tela de juicio un eje central para la educación: los momentos del día donde los estudiantes tienen una mejor predisposición fisiológica para aprender, de acuerdo a los tiempos de su propio cuerpo.
Una de las integrantes del estudio es la Dra. María Juliana Leone que además investiga para la Universidad de Quilmes y la Universidad Torcuato Di Tella y contó los detalles en la 99.9: “lo que estudiamos fue la forma en que se relaciona el rendimiento académico con el cronotipo de los adolescentes, el horario interno de las personas. Es un reloj que tenemos en el cerebro que regula nuestros ritmos diarios y que determina la hora que está asociada con la mejor preparación para realizar actividades”, explicó.
Luego abundó: “ese horario también es regulado por la edad, a medida que crecemos cambia. En la adolescencia se vuelve más nocturno y al final de la adolescencia, se vuelve a hacer matutino”, dijo como ejemplo.
Cada país tiene sus propias costumbres de acuerdo a las condiciones climáticas y otros factores por lo que están avanzando en un estudio aún más ambicioso: “los argentinos tenemos un horario más nocturno que en otros países y lo estamos estudiando en otro trabajo que es Crono Argentina donde tenemos una página web (cronosargentina.org) donde todos pueden participar completando una encuesta”.
El estudio que realizaron tuvo un sector apuntado en particular para analizar sus reacciones en los distintos horarios: “estudiamos a chicos que van a turnos mañana, tarde y noche de primero y quinto año para saber como ajusta la edad. Lo que observamos es que dentro del mismo turno, los que son más matutinos tienen mejor rendimiento académico que los nocturnos. En función de eso, se podría determinar el turno escolar más adecuado para un chico al inicio de la secundaria basado en el cronotipo. Es una aplicación potencial del estudio”.
Otra de las formas en que se podría trabajar en base a los datos recogidos es con el dictado de las materias más complejas: “el orden de las materias también es una aplicación posible. Si uno tiene matemáticas en las primeras horas, los matutinos tienen una ventaja mayor que los vespertinos. En otras materias, como Lengua no hay tanto impacto del cronotipo”.
Para ello, es necesario seguir trabajando el tema y, por supuesto, que el gobierno recoja el guante para diagramar como se brindará la educación en el país: “la clave es tomar datos y pensar en políticas públicas basadas en evidencia. El horario escolar está más asociado con conveniencias laborales de los adultos y sin embargo, lo que está en juego es el aprendizaje de los chicos”, finalizó.