La investigadora del CONICET se refirió en la 99.9 a una nueva modalidad de aplicación de los fármacos oncológicos en sus etapas de prueba: “es una tendencia que responde a un cambio de paradigma mundial”.
La ciencia sigue revolucionando los campos de investigación y en los próximos años, se terminará de imponer una tendencia que es la creación de organoides para la aplicación de fármacos oncológicos en la etapa de prueba. Con esta técnica ya está trabajando la Dra. Marina Simian que contó los detalles a través de la 99.9: “hay un cambio de paradigma a nivel mundial. Los ensayos pre-clínicos se realizan en células en dos dimensiones y cuando la droga tiene éxito se pasa a ensayo en ratones. Es un método ineficiente porque de cada 10.000 drogas que se inician, sólo 1 llega a ser algo que utilizan los pacientes. De las que entran a Fase 1, sólo el 5% llegan al final del camino”, argumentó estadísticamente.
Si bien los planteos han comenzado en la última década, la idea de implementar un tipo de trabajo distinto se generó antes: “desde hace 10 años hay una revolución mundial, pero es un trabajo que comenzó en los 80 donde grupos de trabajo se empezaron a dar cuenta que si cultivamos las células en tres dimensiones responden de una forma similar a lo que sucede en el cuerpo humano. Entonces se empezaron a desarrollar organoides en base a tumores que son extraídos de pacientes. Se cultivan en tres dimensiones. La idea es que uno pueda hacer bancos o repositorios y utilizarlos para probar las drogas en desarrollo”, explicó.
La ratificación de esta tendencia, necesita a veces la aprobación de los grandes organismos reguladores en el ámbito internacional: “la FDA firmó un convenio el año pasado con una empresa que hace esto para testearlo conceptualmente, usarlo como plataforma para probar nuevas estrategias terapéuticas”.
Los trabajos que está encabezando la Dra. Simian aborda las glandulas mamarias, el cáncer de mama y el glioblastoma que es una forma particular de cáncer y explicó los desafíos que afrontan: “es un tumor de cerebro donde las células del sistema inmune juegan un papel importante para proponer la progresión del tumor. No hay drogas dirigidas específicamente y a los pacientes se les dan tratamientos fuertes pero la efectividad es bajísima. Nosotros hacemos organoides y les colocamos las células del sistema inmune, cuando están adentro toman un rol que promueve el crecimiento de los organoides. Lo que queremos es desarrollar estrategias para transformar esas células del sistema inmune para que se vuelvan en contra del tumor y eso en un sistema de dos dimensiones sería casi imposible hacerlo”, comparó.