Marta: «Si la ambulancia hubiera llegado, mi hija no se moría»

Marta es la madre de una joven de 26 años que falleció luego de que no llegara la ambulancia para trasladarla y cuando llegaron al Centro de Salud N° 2, no había médico para atenderla. Contó el caso en la 99.9.

El sistema de salud en Mar del Plata funciona mal hace mucho tiempo y la gestión de Viviana Bernabei ha generado problemas aún más graves. Hay casos donde la incidencia de la falta de atención, se cobra vidas.

Eso le sucedió a Marta, una vecina de la ciudad cuya hija falleció luego de que no pudiera concurrir la ambulancia a asistirla y, cuando la trasladaron al Centro de Salud N° 2, no había médicos para que la atiendan. La propia madre habló en la 99.9 contando que «mi hija tenía 26 años. Ella siempre se hizo control, andaba bien de salud, estaba estudiando profesorado de matemática y era coreógrafa. Tuvo una gastroenteritis el sábado, cuando yo llamé a la ambulancia el domingo a las 9 de la mañana porque no tenía fuerza en el cuerpo, en las piernas. La chica que me atendió me dijo que estaba muy ocupado, que tenía una sola ambulancia, que tenía que esperar. Le dije si ustedes no pueden venir, la voy a cargar y la llevo en un remis, pero estábamos con mi esposo sólos en ese momento. Los vecinos todavía estaban durmiendo y no los querían molestar. Después llamamos de vuelta a un vecino, volví a llamar a la ambulancia para que por favor viniera, porque mi hija si no venía, iba a fallecer. Dos veces la llamó la policía, también llamé al 911 y ellos reclamaron urgente la ambulancia, que nunca apareció. Hasta que decidimos trasladarla en el auto. Ya había tenido el primer paro cardíaco en mi casa y cuando llegamos al Centro número dos, no había médico. Los enfermeros trataron de hacer todo lo posible y ahí tuvo el último paro cardíaco».

La falta de una ambulancia disponible agravó la situación y derivó en el fallecimiento de la joven algo que destacó también Marta: «se le bajó el azúcar en la sangre, como una hipoglucemia, porque yo lo viví y a consecuencia de eso, le vino el paro cardíaco. Si hubiera venido a las nueve de la ambulancia, más tardar entre las nueve y la 10, mi hija se salvaba seguro».

Fue una muerte repentina, pero completamente evitable teniendo en cuenta que la atención nunca existió ni para trasladarla, ni para atenderla a tiempo: «nadie se lo imaginaba. La verdad fue para todo un golpe duro. Tenía una vida por delante programada. Le faltaba un año para recibirse de profesora de matemática, era coreógrafa, se ganó el título en la pandemia. Se hacía todos los controles médicos en el CEMA», remarcó finalmente.