Más de 10.000 personas salvadas en el Mediterráneo en 48 horas

Otros 37 migrantes fallecieron en su intento de alcanzar Italia desde las costas de Libia.

rescate-mediterraneoEl lunes, 6.000. El martes, 4.655. La cifra de personas rescatadas en el Canal de Sicilia arroja una idea de la magnitud del éxodo. En solo 48 horas, más de 10.000 migrantes partieron de las costas de Libia para intentar llegar a Italia y dejar atrás la guerra y el hambre. De ellos, nueve murieron el lunes y 28 el martes, según los datos de la Guardia Costera italiana, que coordinó 33 operaciones de rescate en las que participaron medios del Gobierno italiano, privados y organizaciones humanitarias. La tripulación del buque español Astral, perteneciente a la ONG Proactiva, encontró una barca de madera, a la deriva junto a las costas de Libia, en la que se había desatado un incendio que provocó la muerte de 22 personas.
“Murieron por asfixia, creemos que al intentar salir al interior. El barco había derivado hacia aguas territoriales libias debido a las corrientes y al tiempo que se necesitó en las tareas de rescate”, explicó la activista Laura Lanuza. No está claro aún si esos 22 fallecidos se incluyen en el balance de 28 dado a conocer por la Guardia Costera. Según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ya son 3.500 los migrantes que han muerto en lo que va de año durante el intento de alcanzar suelo europeo. Más de 300.000 lo han logrado, pero a costa de un sufrimiento terrible. De ello dan fe las imágenes que llegan del Mediterráneo y las denuncias de organizaciones como Médicos sin Fronteras. Muchos de los migrantes –entre ellos un buen número de mujeres embarazadas y niños—sufren quemaduras causadas por la combustión de los motores de las embarcaciones. Otros son rescatados cuando están a punto de morir de asfixia en las bodegas –donde los traficantes hacinan a quienes pagan menos— o de ahogarse en el mar.
Las autoridades italianas consideran que el aumento del flujo migratorio se debe a dos razones: las condiciones favorables del mar –el lunes fue el primer día tranquilo y sin oleaje en una semana—y la presión de los traficantes basados en Libia, que quieren hacer caja antes de que termine el buen tiempo, sin importarles la suerte de los migrantes. Justo hace tres años, la concatenación de estos dos factores provocó la gran tragedia de Lampedusa, dos naufragios consecutivos que provocaron la muerte de 366 personas. Entonces, como tantas otras veces, antes y después, se dijo “nunca más”.