El diplomático israelí en países de la ex URSS hasta el 2024 y analista internacional especializado en Medio Oriente, Europa del Este y Asia Central, habló en la 99.9 sobre lo que está sucediendo con la población drusa en Siria.

Entre los múltiples frentes internacionales que tiene hoy abiertos Israel está la defensa del pueblo druso ante un régimen Sirio que está realizando una persecución de las minorías.
El Diplomático israelí hasta 2024 en países de la ex URSS y analista geopolítico internacional especializado en Oriente Medio, Europa del Este y Asia Central, Matty Zwaig, brindó en la 99.9 un panorama de como se llega a esta situación y el problema que afronta Israel: «primero que nada, hay que acotar algo que siempre hacen los grupos islamistas yihadistas, que cuando intentan defender siempre dice no fuimos nosotros, fue otra facción. Lo hacen en la Franja de Gaza, en el Líbano, en todas partes y aquí lo están haciendo también en Siria, a pesar de que son la absoluta mayoría del gobierno, y a pesar de que tiene la mayoría de todos los hilos de cómo gobernar en la Siria post Assad y de tener toda la fuerza y las armas y todo, resulta que ahora, la gente que masacró, porque no hay otra palabra, la población drusa, que es una de las minorías de Siria, fueron una facción desprendida de la cual no sabían. El gran problema es que vienen de una ideología yihadista en la cual son supremacistas islámicos. Piensan que todas las demás minorías deben estar sometidas, en el mejor caso como gente de segunda o tercera clase, y en el peor de los casos, matarlos y hacerlos desaparecer. Eso está sucediendo desde el gobierno central y ya desde hace varios meses también con las minorías en el norte y en el noreste: alagüitas, kurdos y cristianos, cristianos maronitas, lamentablemente también están saqueando iglesias, matando cristianos. Ahora también intentando hacerlo con los drusos que están al sur de Damasco y en general al sur y sureste del país. Esa zona drusa, que tiene unos 700.000 habitantes, un 3% de la población y en los últimos días estuvieron haciendo circular un supuesto, ni siquiera video, un audio de una persona que hablaba mal del profeta Muhammad. No salieron a buscar a la persona que lo hizo, sino a matar indiscriminadamente gente de la minoría drusa».
La violencia es el método de sometimiento que se está utilizando en Siria y ahí es donde Israel quiere poner un freno, pero con un límite muy fino al momento de la fuerza que se debe aplicar para evitar un problema internacional de proporciones más importantes: «lo que están tratando de hacer es imponerse en todo el país y no como antes y como Azad incluso, que no conseguía imponerse con sus fuerzas en todas las fronteras del país. Los drusos tienen miedo de que sean sometidos por una mayoría islamista y también empezaron a defenderse y acumular armas. Están en el sur lo que quiere decir que están cerca de la frontera con Israel que tiene también sus propios drusos, tanto en el norte de Israel como los altos del Golán. Están en la frontera con Siria. Y esta gente tiene incluso primos, tíos y de todo un poco dentro de la comunidad rusa de Siria que están tratando de defenderlos. Ahora Israel está un poco entre la espada y la pared. Por un lado está intentando defender a la gente que es drusa dentro de Siria. Por otro lado, no quiere verse como una fuerza conquistadora, ni poner sus propias armas y soldados alrededor de esta comunidad y tener un conflicto muchísimo más grande. Está caminando esa línea frágil en la cual por un lado defiende y trae incluso muchos heridos a tratarse en los hospitales de Israel, y por otro lado, no meterse en un conflicto total con el nuevo gobierno de Siria, que además es apoyado por los turcos desde el norte. Y eso es también otra cosa para tomar en cuenta».
Mientras tanto, sigue avanzando la lucha contra Hamas sin lograr que se liberen las personas secuestradas y haciendo extenso el conflicto en la Franja de Gaza: «el 90% más de la población de Israel entiende que los principales enemigos de los palestinos son los propios grupos extremistas, como Hamás, y que no se puede llegar a ningún arreglo normal con gente de este tipo. Y más del 90% de la población entiende que hay que liquidarlos para que no vuelvan a hacer lo que hicieron el 7 de octubre del 2023. Eso por un lado. Por otro lado están las formas y está la estrategia. Todavía tenemos, después de todos los arreglos que se han hecho, 59 secuestrados, en su mayoría civiles, en manos de Hamás. La gente dice si los liberaran, en 5 minutos se termina la guerra y pueden quedarse ahí. Del lado de Hamás, dicen que si los liberamos, nos vamos a quedar sin cartas en la mano y van a venir a matarnos y a sacarnos del poder. La disyuntiva es terrible, decir entramos con todo y ponemos en peligro a los que quedaron vivos, o no entramos con todo y hacemos un arreglo como ellos quieren, que es dejarlos en el poder. Y eso tampoco es algo que la sociedad quiere aceptar».
En medio apareció Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos indicando que terminaría la guerra en pocas horas, algo que lógicamente no sucedió: «entró diciendo lo que dijo, no sólo sobre Israel, sino también sobre la franja de Gaza, sobre la guerra entre Rusia y Ucrania. Yo creo que todas las personas que pasamos por lo menos los 50 o 55 años, tenemos claro que no solo con Trump, sino con todos, se necesitan hechos y no palabras. Cuando uno ve que las cosas se hacen de una manera y se llevan a cabo, entonces eso es lo que vale. Todo el resto son palabras. Lo que sí puedo decir es que hay una lucha muy, pero muy grande, a mi entender, dentro de la gente que rodea a Trump, porque tienen posiciones totalmente encontradas, diría 180 grados para un lado, para el otro, y es una competencia por quien le dice lo que al oído de Trump y eso es lo que va también a dirimir muchos de los temas que están sobre el tapete, tanto en el Medio Oriente, como la supuesta paz que habrá entre Rusia y Ucrania y todos los otros temas para que pueda quedarse tranquilo dirigiéndose al verdadero enemigo que está lejos y que gana de todo, que se llama China».