El abogado y ex diputado Mauricio D´Alessandro se refirió en la 99.9 a la aparición de los cuadernos que corroboran la trama de corrupción kirchnerista con la obra pública: “me da mucho asco, pero a la vez un dolor increíble”.
Las tramas de corrupción durante el gobierno kirchnerista ha sido un tema central en los últimos años y la aparición de los cuadernos que demuestra el recibo de coimas, ha puesto nuevamente en escena la trama. El abogado Mauricio D´Alessandro se refirió a lo que se ha dado a conocer en las últimas horas y destacó una matriz casual en el descubrimiento de datos tan importantes: “la mayoría de estos hechos se terminan descubriendo a través de casualidades, ha sucedido históricamente. Aparecen de casualidad por la confesión de un personaje menor que no aguantan la presión o por mujeres despechadas”, dijo en la 99.9.
En cuanto a la ex esposa del chofer, Oscar Centeno, aclaró además que “fue denunciada por Centeno por extorsión y ahora aparecen misteriosamente estos cuadernos en manos del periodista Diego Cabot. Además, le había mandado al Diario de Mariana un par de Tweets donde decía que quería denunciar a su marido”.
La aparición de un hecho fáctico que confirma la trama de corrupción en torno a la obra pública, genera un mayor impacto: “todo esto me da asco, pero también un dolor increíble es la Argentina que construimos con esta gente comandando. Es el final de una trama que empieza con Kirchner muriendo después de una discusión que uno imagina que tenía que ver con cuestiones de poder y la desesperación de su hijo por conseguir el famoso cuaderno que parecía una fábula. Ahí es donde Cristina se da cuenta todo lo que estaba haciendo su marido y la decisión de continuar con esa práctica corrupta que convirtió a este matrimonio y esta manga de zaparrastrosos en millonarios”, sentenció el ex legislador.
Entre los detalles que se han dado a conocer en las últimas horas, a D´Alessandro le llamó la atención lo que sucedía con los bolsos donde trasladaban el dinero y lo expresó: “se dice habitualmente que en un maletín de piloto entra un millón de pesos o un millón de dólares. En este caso, habían ido a comprar a Once unos bolsos donde entraba justo un millón trescientos mil dólares para evitar el hecho de contar el dinero. Compraron 60 y mandaron a hacer el resto, pero a quien lo mandaron a hacer, le pidieron que los hagan un poco más chicos para que entre un millón doscientos mil y el tipo se quedaba con el resto cada vez que juntaba los bolsos”.