La comerciante marplatense Carolina Beratz denunció en la 99.9 el avasallamiento que sufrió por parte de Adrián Alveolite y la gente de Inspección General tras la irregular clausura de su local. “Después de casi una semana, me blanquean que en realidad la clausura tenía que ver con el problema que hay con la propietaria y no con los papeles”, indicó. Mientras tanto, sigue sin poder trabajar.
Los métodos del subsecretario de Control de la Comuna, Adrián Alveolite, muchas veces se han prestado a discusión, por los abusos injustificados ejercidos contra los propios marplatenses. Así le ocurrió a Carolina Beratz, comerciante de la ciudad, quien esta mañana en la 99.9 relató el caso de su local, habilitado por la Municipalidad hace 4 años: “el 10 de julio cayó gente de la Municipalidad y de la Agencia de Recaudación Municipal pidiéndome el papel de la habilitación y todo lo que hay que presentar. Les di todo y, teniendo el documento que dice que la habilitación vence en 2015, me dijeron que había irregularidades en el expediente y que me tenían que clausurar el negocio”.
El problema es que la papelería está en perfectas condiciones y los justificativos para dejarla sin trabajo no son los que en principio le indicaron: “estoy en la actividad desde 2006 en otro local, y desde 2009 estoy en este otro local. Tengo una constancia de febrero de 2013 donde gente de Inspección Municipal pasó como lo hace habitualmente a corroborar que todo está en orden, allí dice que el rubro está habilitado. Ahora, por otra causa, me clausuran”.
En medio de esta turbia situación aparece un problema relacionado con la propiedad que Carolina alquiló para poner su comercio. “La persona que me alquila a mí es dueña de una propiedad grande, y parece que hay intereses en desalojarla. La dueña es Cristina Caligaro, ella es quien me alquiló el local. Cuando lo hice, tuvimos que firmar ante escribanos y demás. Ahora parece que la Municipalidad se enteró de que viven personas que no son los dueños, pero no lo tengo muy claro”, detalló Beratz.
En el afán de clausurar su local, los agentes municipales primero mintieron sobre la causa del cierre y, después, reconocieron cuáles fueron los verdaderos motivos: “siempre me dijeron que me clausuraban el local porque yo tenía mal los papeles, algo que no es cierto. Después de casi una semana, me blanquean que en realidad tenía que ver con este problema que hay con la propietaria. Por lo tanto, suspenden mi habilitación hasta tanto no se presente la documentación de este supuesto dueño. Pero yo tengo todo en regla”.
Mientras tanto, pasan los días y los compromisos económicos del comercio siguen vigentes, aunque Carolina no puede trabajar. Lo más indignante de todo es la soberbia con la que se manejan los funcionarios públicos de la gestión Pulti. Lógicamente enojada, la comerciante amenazó con realizar acciones legales, y la respuesta que obtuvo fue sorprendente: “las palabras de funcionarios de Inspección General cuando les dije que les iba a hacer una demanda, fueron que la haga tranquila porque siempre las pierden y lo pagan todos los contribuyentes”.