Allá por 1996 el entonces presidente Carlos Saúl Menem predijo que llegaríamos al otro lado del plantea en dos horas a través de cohetes. ahora, un grupo de científicos australiano-estadounidense están por convertir esa exageración del riojano en realidad.
En 1996 y desde Tartagal (Salta), el entonces presidente Carlos Saúl Menem –al comenzar el ciclo lectivo del primer año de la segunda presidencia– hizo un anuncio que dejo atónitos a los allí presentes: la Argentina tendría un sistema de vuelos espaciales y podría alcanzar la otra punta del mundo en “una hora y media”.
“Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en Córdoba, esas naves van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratósfera, y desde ahí elegirán el lugar donde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podremos estar en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo “, afirmó el mandatario. Como esto le debió parecer poco, agrego entusiasmado que “por supuesto, más adelante [se podría llegar a] otro planeta, si se detecta vida”.
Si bien este discurso está dentro de los “hitos” de la presidencia del riojano, no salió de la nada. Poco tiempo antes la astronave Space Ship One, construida por capitales privados estadounidenses y tripulada por un piloto de pruebas muy experimentado, había alcanzado los 100 kilómetros de altitud. Esto llevo a que el ingeniero argentino Pablo De León asegurará que la Argentina sería capaz de conseguir capitales privados que financien vuelos privados hacia el espacio en el lapso de dos años. De allí la exuberancia del presidente de aquellos años.
Veinte años después, la ¿predicción? de Menem está más cerca de convertirse en realidad: un equipo australiano-estadounidense llevó a cabo con éxito un vuelo experimental de un cohete hipersónico que tuvo lugar en un campo de pruebas de Woomera, en el sur de Australia, según informó la agencia EFE.
“El éxito de este lanzamiento de prueba nos lleva a dar un paso más hacia la realización de vuelos hipersónicos”, declaró el jefe científico de la Defensa australiana, Alex Zelinsky, de acuerdo al portal web de la revista Australian Defence.
El cohete, que lleva el nombre HiFire 5B, alcanzó una velocidad máxima de Mach 7,5 (o sea: 7 veces y media la velocidad del sonido, o 9.187 kilómetros por hora) a una altura de 278 kilómetros sobre la superficie terrestre. Como referencia, cabe recordar que el emblemático avión Concorde llegaba a Mach 2 (poco más de 2.000 km/h) y una aeronave de pasajeros actual viaja a una velocidad crucero de 900 km/h.
El desarrollo es un trabajo conjunto de la Universidad de Queensland, el Grupo de Tecnología y Ciencia de Defensa de Australia, los laboratorios de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la empresa Boing y el Programa Internacional de Investigación y de Experimentación de Vuelo Hipersónico (HIFiRE, por sus siglas en inglés).
De acuerdo a las fuentes cercanas al programa, estos vuelos hipersónicos, que suponen superar cinco veces la velocidad del sonido, supondrían importantes beneficios económicos y sociales ya que, entre otras cosas, acortarían el viaje entre –por ejemplo– Sidney y Londres a menos de dos horas.
Se espera que el equipo HIFiRE continúe realizando pruebas experimentales durante los próximos dos años para ajustar detalles de diseño y montaje.