Elegida en las primarias con el 77% de los votos por su rechazo a Netanyahu.
La esperanza blanca del laborismo israelí viste siempre de negro. Merav Michaeli, que ganó las primarias de su partido hace dos domingos, ha logrado en un tiempo récord darle la vuelta a unos pronósticos funestos.
Las histórica formación no solo no desaparecerá de la Kneset, dicen ahora los sondeos, sino que crecerá y podría ser la llave de otra mayoría, aunque probablemente escorada a la derecha.
Los israelíes parecen dispuestos a premiar la claridad, frente al tacticismo. “El Partido Laborista abandona el gobierno corrupto de Netanyahu y Gantz”, anunció Michaeli al día siguiente de imponerse con un 77% de votos.
Un vuelco respecto a la etapa de Amir Peretz, que tras pedir el voto para derrotar a Beniamin Netanyahu, aceptó la oferta de este de ocupar la cartera de Economía. Un segundo diputado laborista, Itzik Shmuli, ha preferido abandonar el partido antes que su ministerio, a menos de dos meses de los comicios.
Ante estas claudicaciones, la tercera y última diputada laborista, experiodista de Haaretz , lo tenía fácil para arrastrar a la militancia. Quizás porque Michaeli solo lleva ocho años en política, no es dada a morderse la lengua: “Estamos tan mal por la traición a los votantes más cínica y flagrante de la historia política israelí”.
Michaeli propone un retorno a los valores fundacionales de Israel, que sus siglas gobernaron durante los primeros treinta años. Más que nada, porque “Netanyahu ha fracasado miserablemente. Gracias a él, Irán está más cerca de nuestras fronteras y más cerca de tener la bomba atómica”.
Aunque celebra el establecimiento de relaciones con cuatro estados árabes, lo atribuye a Donald Trump. Asimismo, recrimina al primer ministro que no los emplee como palanca para resolver el conflicto israelo-palestino, sino como pantalla “para simular que no hace falta resolverlo”. Y aunque no aceptaría el plan de paz árabe del 2002, sigue considerándolo “un punto de partida”.
Netanyahu, según ha declarado la líder laborista a The Times of Israel , “solo ha conseguido que resolver nuestro primer problema sea mucho más enrevesado. Cada día que pasa sin que tengamos una frontera, profundiza la amenaza al futuro de Israel”.
Aun siendo la primera sucesora de Golda Meir al frente del partido, Michaeli tiene en su despacho a Yitzhak Rabin y Ben Gurion. Y aunque se ha significado en la lucha por el matrimonio civil –Israel solo reconoce el religioso– y por la igualdad de las mujeres y de los homosexuales, nunca ha abandonado el terreno clásico de la socialdemocracia. “La economía de Israel es la peor de la OCDE en términos de desigualdad, que es lo que alimenta el populismo”, ha sentenciado.
En Tel-Aviv destacan sus tanteos al alcalde Ron Huldai, que aprovechando el derrumbe de Azul y Blanco de Benny Gantz, ha creado un nuevo partido, Los Israelíes, que podría sustituir al izquierdista Meretz o al centrista Gesher como socio de cartel laborista. Cabe añadir que Merav Michaeli es pareja de Lior Schleien, presentador doce años más joven al que llama su “no-marido”.