Georgina Orellano es una de las representantes de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR). Esta mañana habló en la 99.9 sobre lo que significa ser prostituta, haciendo una clara diferenciación con la trata de personas. “Hace 18 años venimos denunciando que hay trata, con la complicidad de policías y jueces. Pero no existe una legislación al respecto, hay un vacío legal”, denunció.
Dentro de la compleja trama de la trata de personas, que ha salido aún más a flote después del fallo judicial en el caso Marita Verón, aparecen voces de personas pocas veces consultadas: aquellas que eligen prostituirse para ganarse la vida. Esta mañana habló con la 99.9 Georgina Orellano, representante de la Asociación de Mujeres Meretrices de la República Argentina (AMMAR). Se refirió al caso Verón y a los motivos por los que eligió su trabajo.
De todo lo que se ha escuchado hasta el momento, Orellano aclaró que “muchas definiciones se confunden, y en eso quedamos nosotras entrampadas”. Luego abundó: “ahora descubrieron que hay trata en el ámbito sexual, pero no todo es trata. Hace 18 años venimos denunciando que hay trata, con la complicidad de policías y jueces; pero no existe una legislación al respecto, hay un vacío legal. En algunas provincias tenemos decretos que van de la mano con la Ley de Trata. Se han cerrado cabaret o whiskerías, por ejemplo en Río Negro, pero esquivan al enemigo y nos terminan combatiendo a nosotras”.
En relación a aquellos políticos que hoy se rasgan las vestiduras expresándose sobre el tema, la representante de AMMAR puntualizó los motivos que la llevaron a tomar la decisión de prostituirse: “algunos aparecen como rescatistas de nuestras vidas. En mi caso, a los 18 años terminé el secundario, vivía en una familia de pocos recursos. Quedé embarazada y me separé del papá de mi hijo. En ese momento pensaba en darle mejores posibilidades a mi hijo, no quería que crezca en el mismo barrio. Por eso decidí pararme en una esquina. Cuando conocí a otras compañeras, a muchas de ellas les pasó lo mismo: quieren darles mejores oportunidades a sus hijos, darle aquello que no hemos tenido nosotras”. Sin embargo, se encuentran con mujeres que las ven como “anormales”, aunque se encargó de aclarar ese punto: “hay un feminismo abolicionista que nos ataca y se horroriza cuando decimos que nosotras trabajamos de esto, lo toman como una aberración, pero tratamos de explicarles que no vendemos nuestro cuerpo sino que ofrecemos un servicio con nuestros genitales”.
Como dejó en claro Orellano, hay una cantidad de causas por las cuales las mujeres eligen ejercer la prostitución: “cuando ofrecemos el servicio, no pensamos si lo vamos a disfrutar o con quien nos tocó. Por nuestra cabeza pasan las cuentas que tenemos que pagar o hacer lo mejor posible para volver a la esquina y poder tener otro cliente. Muchos tipos van y encuentran una psicóloga con nosotros, nos cuentan los problemas familiares, con la empresa, con los hijos. Hay clientes solteros, solos, viudos, que buscan una compañía, que quieren que los acompañemos a tomar un café. Hay mujeres que nos buscan y son bisexuales, pero no lo dicen por el qué dirán”, destacó.
Responsable por la vida de su propio hijo, Orellano reflexionó sobre el momento en el cual tendrá que decirle cuál es su trabajo: “no tengo miedo de decírselo a mi hijo. Cuando le tuve que decir a mi mamá tenía miedo de que me discriminen, hice un largo proceso para decírselo. Caso contrario es lo de mi hijo; si bien es muy chiquito, nos acompaña a las marchas, pero no veo la hora de sentarme y decírselo. No tengo miedo de que me rechace, me da temor cómo lo tomará la gente que lo rodea, que lo discriminen en el colegio y esas cosas”, aclaró.
En referencia al caso Marita Verón, la meretriz aseguró que “hay muchas versiones del caso en la calle, lo que nos interesa es que por querer combatir la trata nos cierren todas las fuentes laborales a nosotros. Hay trata de personas en talleres clandestinos y en el campo, pero no se habla de eso. Nosotras teníamos en Rosario una compañera que fue asesinada con un tiro en la nuca por la policía rosarina por reclamar lo que pasaba con la trata de personas en la terminal de Rosario”.
Con su experiencia en la calle y lo que ha visto desde los 19 años, Georgina Orellano sentenció: “mientras la prostitución sea clandestina y no se reconozca, cada una va a tener su kiosquito; el patrón de la prostitución fue, es y será la policía”.