Así lo indicó el especialista en conservación marina a través de la 99.9 y luego de que Prefectura capturara al buque surcoreano “O Yang 77”: “los barcos piratas y furtivos que operan desde Montevideo son reincidentes, no es que son barcos que cometieron un ilícito”.
La detención del buque surcoreano “O Yang 77” por pescar de manera ilegal en aguas argentinas, está directamente relacionada con un problema de piratería que tiene como eje el puerto de Montevideo. El especialista en conservación marina, Milko Schvartzman fue uno de los primeros en denunciar esta situación y habló en la 99.9 detallando la tarea que realiza el barco capturado.
“Al puerto de Montevideo ya se lo ha denominado varias veces como pirata. En el caso del barco detenido por Prefectura, lo conozco hace años porque en 2013 fue echado de Nueva Zelanda y se vino al Atlántico Sur. Estuvo operando un año desde Puerto Argentino en Malvinas para trasladarse desde 2014 a Montevideo. Son barcos con denuncia de abuso sexual y fallos judiciales en contra de las empresas. Desde 2015 estoy denunciando la presencia de ese barco y otro de la misma empresa”, puntualizó.
La situación para Argentina es delicada porque se trata literalmente de barcos piratas y hay muchos merodeando las zonas de pesca: “el año pasado desde Océanos Sanos informé que este tipo de barcos descargan un muerto por mes. Los barcos piratas y furtivos que operan desde Montevideo son reincidentes, no es que son barcos que cometieron un ilícito. Se dedican a la pesca pirata. En Brasil hay 20 o 30 barcos de este tipo y en la zona económica exclusiva argentina hay unos 500, es hora que el gobierno actúe por la vía diplomática porque cada año aumenta la flota”, puntualizó Schvartzman.
Estos barcos tienen una mínima parte de su tripulación de origen coreano pero el resto son tratados como esclavos: “los oficiales y capitán son coreanos y el resto, que son 40 aproximadamente, son de países del norte de África, Indonesia y otros lugares en situaciones desesperantes. Son tripulaciones esclavizadas que operan con cadenas y grilletes. No hay control alguno en Montevideo, pueden ponerle el origen que quieran a la carga, el año pasado se inspeccionaron el 10,5% de pesca extranjera, o sea nada”, agregó Schvartzman.
Lo peor es que en Uruguay existe un grupo de funcionarios que están respaldando este tipo de actividades: “hay un grupo de funcionarios que protegen esta situación porque la mayoría de los uruguayos no tienen idea que esto está sucediendo y se indignan mucho cuando se enteran de lo que está pasando”.