Lo dice el colegio de kinesiólogos de la Provincia. En los últimos 10 años se registraron más lesiones en espaldas, hombros y cuellos.
Me preocupa: camina encorvado, doblado por la carga que lleva sobre sus hombros. La frase podría referirse a una persona que arrastra una gran culpa (un homicidio, una omisión grave); o a un hombre anciano, agobiado por la huella de los años. Pero no: sintetiza, en realidad, la preocupación de muchas madres por el peso de las mochilas que sus hijos llevan al colegio.
Según un relevamiento del Colegio de Kinesiólogos de la Provincia de Buenos Aires (COKIBA), el 58% de los problemas de columna de los chicos se relacionan con la sobrecarga de la mochila escolar. “Cuando los vemos caminar con la mochila y evaluamos la postura, notamos las asimetrías y desórdenes de equilibrio por el exceso de peso”, advierte Daniel García, kinesiólogo del Hospital Bernado Houssay, especialista en ortopedia y traumatología.
Algunos profesionales recomiendan reemplazar la mochila tradicional por el carrier con ruedas, pero otros advierten que no es solución. “La mochila carrito obliga al chico a hacer ‘soga’ con el brazo para arrastrar la carga, y eso también lo tuerce al caminar”, señala García. Además, los carriers pueden producir lesiones en muñecas, codos y hombros por los “tirones” al subir y bajar escaleras.
Gracias a los divulgadores científicos, es vox populi que una hormiga puede levantar hasta 50 veces su propio peso. De un niño, desde ya, no puede esperarse tanto. Las estimaciones del COKIBA indican que los chicos argentinos están llevando en la mochila, en promedio, un 20 o 25% de su peso. Las recomendaciones internacionales señalan que esta no debería exceder el 10%: para un chico que pesa 40 kilos, una mochila de no más de 4. Sin embargo, dependiendo de la escuela, la carga puede llegar hasta los 10 kilos: más del doble. El problema se agudiza para los chicos que asisten a doble jornada y tienen el día repleto de actividades: la sobrecarga de tareas se traduce en una sobrecarga literal.
Desde el Colegio de Kinesiólogos aseguran que en los últimos 10 años se ha registrado un aumento de las lesiones en la columna vertebral, alteración de la postura y dolores y molestias físicas, sobre todo en la espalda, hombros y cuello. Las edades más vulnerables son “entre los 9 y los 13 años, que coinciden con el pico de alto crecimiento de un chico. Esto puede llegar a provocar desde una escoliosis infantil, hasta una artrosis precoz”, afirma García. Y en algunos casos, puede también impedir el correcto crecimiento de los huesos.
“La carga excesiva en la espalda puede derivar en un crecimiento con vicio de postura”, sostiene Ana Nochetto, jefa de Kinesiología del Hospital de Clínicas, y lamenta que “se hace poca prevención”. Nochetto no cree que el peso excesivo de la mochila pueda producir una escoliosis, pero sí advierte sobre las lumbalgias (dolores de columna) y lesiones. Y añade que el impacto físico de la sobrecarga en las mochilas “se ve agravado por el sedentarismo, además de malos hábitos posturales”.
Clarín consultó a tres docentes de primaria (ver La voz…), ya que es en ese nivel donde se da el problema. Por su parte, Nochetto y García coinciden en que sería fundamental que las escuelas tuvieran espacios de guardado para los materiales didácticos, como lockers, armarios o estantes, para que los chicos no tengan que llevar y traer sus cosas todos los días. “En Estados Unidos y en varios países europeos es así”, señala García. Nochetto agrega que “es preferible usar carpeta antes que cuaderno, porque la carpeta permite archivar las hojas que ya no se usan y llevar al colegio solo lo necesario”.