La vecina de la ex cooperativa Monolito habló sobre la subasta del Complejo Habitacional que está anunciada para el 25 de marzo y contó en la 99.9 una historia de más de 40 años con una estafa desde el inicio.
El próximo 25 de marzo se realizará una subasta del complejo habitacional de la ex cooperativa el Monolito que está ubicada en Alberti entre Paula Albarracín y Grecia, en el barrio Las Lilas de Mar del Plata.
No es la primera vez que esto sucede porque se trata de un tema de larga data que se inició en la década del 80. Mónica Britos de Soragni es una de las vecinas que, desde un primer momento, compró una casa en ese lugar y ha vivido en carne propia los avatares de los últimos 40 años.
En la 99.9, comentó que “esto viene desde 1980 o un poco antes cuando se formó la cooperativa a través de los vecinos. No te daban créditos ni nada y era la solución al sueño de la casa propia. El lema era por esfuerzo propio y ahorro mutuo. La mayoría compró en 1980 y yo soy la socia 017”. Eso fue sólo el inicio porque después la historia prosiguió: “en 1983 ya sabíamos que era una estafa. Había una constructora y la financiera que era una cooperativa de crédito de vivienda limitada llamada Añasco y eran la misma cosa. Quiebra la constructora y queda la financiera con toda la gente que se había anotado. Cuando el Banco intervino Añasco, nosotros quedamos como los deudores. El único edificio que habían entregado era el A, pero ahora rematan el A y el B que son las dos torres más grandes de 5 pisos con planta baja y ascensor. Atrás tenemos C1, C2 y C3 que son de tres pisos que tienen 16 departamentos cada uno”.
Terminar ese complejo habitacional fue un esfuerzo total de la gente que, de buena fe, había puesto dinero para tener su casa: “yo vivo en el B que es el más grande. Haciendo presión se pudo terminar porque habían levantado el esqueleto y no lo terminaban. Teníamos que alquilar por un lado, pagar la cuota y encima los materiales. La gente no aguantaba más. Yo entré en mi departamento en noviembre de 1987. Mientras tanto, sabiendo que era una estafa, seguimos pagando la cuota. Las torres las entregaban con puertas y ventanas, después adentro había que poner todo”.
Con esas deudas acarreadas a lo largo del tiempo, ahora piden que alguien se pueda presentar para llegar a un arreglo y que no se lleve adelante el remate: “hace 44 años de esto y hace 40 que estamos con este problema. Nunca pudimos solucionar las cosas. Somos gente de bien, trabajadora, más del 60% ya están jubilados. Nosotros no somos sólo los activos que quiere cobrar el Banco Central. La deuda la tenemos todos, hay gente que todavía sigue embargada. El complejo era de 120 viviendas y no lo terminaron, somos 96 familias y queremos arreglar porque no aguantamos más esta situación”.
Hoy consideran que todo lo sucedido es muy injusto y por eso apelan a que alguien los escuche: “es el séptimo remate que nos hacen. De casualidad nos enteramos de esto porque una vecina vio por la ventana a un matrimonio que sacaba fotos y fue a preguntarles. No queremos vivir de arriba, no somos okupas, todo lo que tenemos dentro del departamento lo compramos con el sudor de nuestras frentes. No queremos una ejecución hipotecaria, queremos arreglar”.