Morir en el intento (de llegar a Europa)

La inmigración hacia Europa podría ser, por sus cifras, una guerra sin armas. Más de 23.000 migrantes han muerto mientras intentaban alcanzar el viejo continente entre 2000 y 2013, una cifra un 50% mayor de lo que se calculaba en las estimaciones realizadas hasta la fecha. Se trata de una media de más de 1.700 fallecimientos documentados cada año. migracion por marEl dato ha sido desvelado por The Migrants Files, una investigación transeuropea en la que El Confidencial ha colaborado con otros nueve periódicos y diez periodistas de seis países del continente. El resultado de cinco meses de trabajo es la base de datos más exhaustiva sobre fallecimientos de inmigrantes indocumentados publicada hasta hoy. A este resultado se ha llegado gracias al análisis de datos de diversas fuentes que van más allá de la escasas estadísticas oficiales, elaboradas solo en pocos países europeos. El punto de partida ha sido la recopilación que realiza el periodista italiano Gabriele Del Grande a través del Observatorio Fortress Europe. Su información ha sido cruzada con la de UNITED for Intercultural Action, una ONG paraguas de las más de 550 que, en varios estados de Europa, monitorizan los flujos migratorios, y con la del proyecto PULS, de la Universidad de Helsinki, una colaboración con el Joint Research Center of the European Commission y la Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex). La información recogida, limpiada y analizada puede considerarse como la más completa existente al respecto, pero está lejos de ser perfecta: son muchas las víctimas de las que no queda ningún tipo de registro. Ejemplo de ello es el caso de Mayotte, territorio francés en el archipiélago de las Comoras, entre Mozambique y Madagascar: las autoridades galas estimaron en más de 7.000 las muertes en ese punto del Índico desde el año 2000, cuando The Migrants Files recoge ‘solo’ 757 fallecimientos. Frontex, la Agencia Europea que se ocupa del control fronterizo, no publica datos de este tipo, aunque hable de las “vidas salvadas” durante las operaciones de patrulla que coordina entre los estados miembros. Los migrantes devueltos a sus países de origen entran en este conteo. Lo que sí calcula, a cambio, es el número de personas que intentan entrar de forma irregular en el continente. Y cabe recordar, como admite la misma Agencia, que las llegadas a las costas representan solo una pequeña parte de los ingresos irregulares, cuyo canal principal son los aeropuertos. A nivel internacional, el IMO (Organización Marítima Internacional), ha intentado recoger el número de fallecidos. Se trata de una organización dependiente de las Naciones Unidas que coordena la navegación en las aguas internacionales. Sus informaciones recogen un alto número de ‘vidas salvadas’, 87.114, entre 2000 y 2011. Sin embargo, en los informes que realiza sobre las ‘malas prácticas’ en la inmigración irregular, hablan de solo 20 muertos y ocho desaparecidos en los últimos años. España: uno por cada treinta En el caso español, tanto los informes anuales de Frontex como los del Ministerio de Interior registran, desde 2006, una progresiva disminución de llegadas de inmigrantes a las costas del Mediterráneo y a las Islas Canarias. Los datos de The Migrants Files permiten subrayar cómo las muertes en estas rutas no estén disminuyendo a la vez que la presión migratoria. Ocho años nos separan de la conocida como ‘crisis de los cayucos’, cuando más de 31.000 inmigrantes llegaron a las Islas Canarias. Desde entonces, por cada treinta inmigrantes que han llegado a las costas españolas, uno ha fallecido durante el camino. Es esta la media que resume unos años en los que la relación entre los muertos y los intentos de llegadas subió entre 2008 y 2012. Los datos de 2013, todavía provisionales, hablan de una menor tasa de fallecidos. Un grupo de inmigrantes en la playa de MelillaUn grupo de inmigrantes en la playa de Melilla Los únicos datos oficiales comparables, en España, son los que recopilan la Guardia Civil y Salvamento Marítimo. Este organismo es uno de los pocos a nivel europeo que hace públicas las cifras de inmigrantes fallecidos durante su intento de entrar en un país miembro. Sin embargo, identifica como tales solo los cadáveres recogidos en territorio español y no los que no alcanzan la costa. La crudeza de los números de esta investigación hace luz sobre una situación que, cuando queda al otro lado de la valla, simplemente deja de existir. Una de las zonas más peligrosas para los migrantes es el Mar Mediterráneo. Sus aguas se han cobrado la enorme mayoría de las muertes que se han producido en los últimos trece años, según indican los datos de esta investigación. De las ocho rutas que Frontex identifica en su lucha contra la inmigración irregular, la más peligrosa es la que ocupó las portadas de todos los medios internacionales el pasado mes de octubre, después de que un naufragio acabara con la vida de más dé 200 personas ante las costas de Lampedusa. Conocida como “Central Mediterranean Route”, una las costas de Libia y Túnez con Italia y Malta: entre 2011 y 2012, el 4% de inmigrantes detectados en esta ruta no llegaron al final de su viaje. La que une Grecia con Turquía, en el mismo período, registró una tasa de mortalidad del 3%. La otra ruta que más afecta a España, uniendo el noroeste de África con Europa, superó ese 3% en 2012. El camino que une el continente africano con las Islas Canarias, las identificaciones (y los fallecimientos) de inmigrantes han bajado considerablemente desde 2006, debido, sobre todo, al desplazamiento de este flujo hacia otras rutas. Ese año, en agosto, aprovechando las condiciones de tiempo favorables, doscientos inmigrantes zarparon desde Senegal para alcanzar España. Quince de ellos murieron durante el trayecto. Fueron echados a la borda y recogidos en las costas de Mauritania. Para la estadística oficial, los fallecidos fueron solo dos. La Guardia Civil encontró sus cadáveres en aguas españolas. Eurosur “no está pensado para salvar vidas” La agencia que coordina los esfuerzos de los 28 países de la UE, Frontex, ha visto multiplicarse su presupuesto desde su creación en 2004. Desde los 6,2 millones de entonces ha alcanzado los 85 previstos para 2013, pasando por un récord de 118 en 2011. Desde diciembre del año pasado, a escasas semanas del naufragio de Lampedusa, ha dado luz verde al proyecto EUROSUR. Su presupuesto alcanza los 224 millones de euros para los próximos seis años. Servirán para mantener este “nuevo sistema de control de las fronteras europeas”. En los días posteriores al naufragio de la isla italiana, Cecilia Malmström, Comisaria, de Asuntos de Interior en la Comisión Europea, aseguró que uno de los objetivos del nuevo organismo sería “recuperar y salvaguardar los pequeños barcos que utilizan los migrantes”. Unas declaraciones que han dejado perplejos a los oficiales de Frontex entrevistados para esta investigación: “Eurosur está siendo testeado en seis países desde diciembre de 2011 [España entre ellos, ndr]. Todos nos hemos quedado sorprendidos [tras las declaraciones de Malmström]: no vemos cómo EUROSUR pueda ayudar a salvar vidas humanas”, aseguran. “Su objetivo es monitorizar todo lo que ocurra en los confines europeos, y compartir información sobre los barcos de migrantes que hayan sido identificados”, ha detallado uno de ellos ante las preguntas de los autores de esta investigación. La misma ley regulatoria de EUROSUR simplemente abre a cada centro nacional de coordinación la posibilidad de recoger información relativa al peligro de vida que corren los migrantes. “Pero la búsqueda y el salvamento no tienen nada que ver con EUROSUR”, ha rematado el oficial de Frontex.