“Sólo la inmunidad” que otorga la vacuna “habría salvado al pequeño”, alegan los expertos sanitarios. El niño, de seis años, padecía leucemia pero los médicos indicaban que esta dolencia tenía una alta probabilidad de curación.
Un niño de seis años que padecía leucemia ha muerto la noche de este jueves como consecuencia del sarampión contagiado por sus hermanos que no estaban vacunados. El niño se recuperaba desde hace tres meses en el hospital San Gerardo de la ciudad italiana de Monza, donde fue ingresado por una leucemia linfoblástica aguda.
Según el asesor en materia sanitaria de la región de Lombardia, Giulio Gallera, esta dolencia tiene una probabilidad de curación del 85%. Sin embargo, el político, que ha ejercido como portavoz, manifestó a los periodistas que el motivo del fallecimiento fueron las “complicaciones pulmonares y cerebrales causadas por el sarampión”, que afectó al deteriorado sistema inmunológico del pequeño.
Decisión familiar
La infección le fue diagnosticada poco después de ingresar en el centro hospitalario. De acuerdo con el testimonio de los doctores, recogidos por la prensa italiana, contagiada por los dos hermanos mayores del paciente, que no estaban vacunados por decisión expresa de la familia. “Sólo la inmunidad” que otorga la vacuna “habría salvado al pequeño”, alegan los expertos sanitarios.
Hasta el momento los padres no han hecho ninguna declaración pública. Se desconoce incluso su identidad, aunque se presupone que forman parte del colectivo antivacunas, que en los últimos años ha ido ganando adeptos en Italia. Según el asesor Gallera, la llamada “inmunidad de grupo”, la protección de la que goza el total de la población cuando al menos un 95% del colectivo está vacunada, “es la única vía para proteger a los menores inmunodepresivos que han contraído enfermedades como el niño del hospital San Gerardo”.
En los últimos años, asociaciones como la Coordinadora Nacional de Afectados por las Vacunas han puesto en duda en Italia este mecanismo. Su presidenta, Nadia Gatti, responde que ellos no están en contra de la vacunación, de hecho se consideran “favorables”, aunque “nunca de forma obligatoria y estudiando caso por caso”.
Gatti defiende que hay estudios que establecen que en una muestra de 100 personas vacunadas, “hay una parte en la que no surte efecto y otra que directamente se contagia del virus”. Asegura que su hija fue víctima de una enfermedad de esta forma, por lo que decidió ponerse al frente de la asociación. “Si la emergencia existente es el sarampión, ¿por qué imponer nuevas vacunas obligatorias?”, se pregunta.
Hace un par de meses las autoridades sanitarias estadounidenses pusieron a Italia en la lista de países con “riesgo para la salud” ante la multiplicación de casos de sarampión. Según una carta enviada al Gobierno italiano hace sólo unos días por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de los 5.483 casos de esta enfermedad que se han registrado este año en la Unión Europea, el 43% se produjeron en el país transalpino. Italia es el segundo país europeo en número de contagiados, sólo después de Rumanía.
Normativa en Italia
De ahí que el Gobierno aprobara recientemente una ley para que impedir que los pequeños no vacunados acudieran a la escuela. Las vacunas obligatorias pasan de cuatro a 12, que se deben ir pasando progresivamente hasta los 16 años. Quienes no cumplan con el calendario no podrán ser inscritos en la escuela y los padres que intenten incumplir la norma serán sancionados con multas de hasta 7.500 euros.
El sarampión, por ejemplo, es una de las vacunas que pasan a ser obligatorias con la nueva ley. La ministra del ramo, Beatrice Lorenzin, manifestó entonces que las “vacunaciones son el primer instrumento de sanidad pública”. Hoy, al conocer el caso del niño de Monza, aseguró que “no es se puede añadir ninguna palabra más, es necesario respetar la medicina y la verdad científica por el bien de nuestros hijos”.
La ley, sin embargo, tuvo una importante contestación en cuanto al contenido técnico en el seno del Gobierno y en lo esencial de la materia en las calles. Diferentes movimientos críticos se manifestaron hace un par de semanas para protestar por una norma que impide a los padres “libertad de elección” en la salud de sus pequeños.
El presidente de la Federación Italiana de Médicos Pediatras, Gianpietro Chiamenti, sostiene que “hay una tendencia a la baja de la vacunación en los últimos años”. “Actualmente estamos por debajo del 90% entre los niños, lo que eleva exponencialmente el riesgo de epidemias”, añade. Chiamenti cree que la “desinformación, la proliferación de noticias falsas por Internet o rumores como que la vacunación puede provocar autismo” son algunas de las razones para explicar esta moda.
Episodios como el del pequeño de Monza representan la “confirmación de que si se reduce el número de personas vacunadas, no sólo se incrementa proporcionalmente el número de enfermedades, sino que hay un mayor riesgo de que reaparezcan otras que estaban erradicadas o casi erradicadas”, a juicio del presidente de la Sociedad Italiana de Medicina General, Claudio Cricelli.
Los doctores se muestran a favor de la ley recién aplicada por el Gobierno y repiten que “no hay ninguna evidencia científica” que sostenga las opiniones de los colectivos antivacunas. Según los datos de las diferentes asociaciones, Italia está por debajo de esa tasa del 95% que garantiza la inmunidad de grupo. “Lo ideal sería concienciar a la población de que la vacunación es necesaria, pero si no es posible, habrá que introducir esa obligación a través de la ley”, sentencia Chiamenti.