El fotógrafo local, Diego Juárez indicó esta mañana que sufrió el acoso de empleados municipales cuando intentaba registrar el grado de abandono en las Torres ubicadas en Alvarado y Tres Arroyos: “con reacciones agresivas se aproximaron, me empezaron a sacar fotos de la patente, pero me pude ir tranquilo”, señaló.
A veces mostrar la realidad en Mar del Plata es complicado. Si no son los medios los que la esconden fruto de la cantidad de dinero que reciben desde el propio municipio, son los empleados municipales los que ejercen presión para que no suceda.
Diego Juárez es un fotógrafo de la ciudad que tuvo la idea de mostrar y editorializar la situación de los barrios de Mar del Plata, que sólo basta con recorrerlos para saber que están completamente abandonados: “lo que me impulsa es mostrar la ciudad, lo que es Mar del Plata en su periferia y lo abandonado que se encuentra hoy en día. Me veo en la obligación de compartir y hacer público un informe de la realidad social en los puntos de plazas y lo que me comentan los vecinos”, dijo en la 99.9.
Si bien es una iniciativa que tuvo durante mucho tiempo, recién ahora pudo llevarla adelante: “hace 6 meses que vengo tomando fotos y haciendo informes, pero soy nacido en Mar del Plata y siempre tuve la inquietud de difundirlo de alguna forma. Este fue el momento”, consideró.
Sin embargo, ayer cuando estaba tratando de retratar la realidad de uno de los sectores de la ciudad se encontró con algo que no esperaba: “estuve en la zona de las Torres, en Tres Arroyos y Alvarado, tomé algunas fotos porque me comentaron los vecinos que debía existir una plaza y una sala de salud en ese lugar. Al tomar las fotos del sector donde debían estar esas cosas. Cuando estoy por salir, se me presentan dos personas que están trabajando ahí, empleados municipales”, contó Juárez.
Con acciones que lo intimidaron, Diego decidió irse del lugar ante el asedio de los empleados: “con reacciones agresivas se aproximaron, me empezaron a sacar fotos de la patente, pero me pude ir tranquilo. No sé que querían hacer”, se preguntó.
Sin dudas, la realidad se quiere esconder constantemente debajo de la alfombra, pero está demasiado a la vista como para no darse cuenta.