Alrededor de 70 mil manifestantes marcharon por el centro de Roma para protestar contra la crisis económica y social más profunda que ha sufrido el país en la posguerra.
La mayoría desfiló pacíficamente con gran despliegue de banderas rojas y carteles alusivos, bandas de música y disfraces, incluida una murga argentina que tuvo gran éxito con chicas y muchachos que bailaban con ropas coloridas y lanzaban vivas a la lucha popular. Alrededor de 200 encapuchados con cascos se enfrentaron a la policía arrojando petardos y botellazos frente al Ministerio de Economía y manifestantes que venían de plaza San Juan de Letran intentaron asaltar la sede del grupo de extrema derecha Casa Pound.
En estos dos lugares se vivieron los momentos más tensos, aunque también resultó rota la vidriera de un banco y algunas sedes ministeriales fueron atacadas a huevazos.
Grupos de “hackers” de “Anonymus” atacaron los sitios en Internet de ministerios y entes públicos, así como de los principales diarios italianos, bloqueando durante un rato las comunicaciones.
Miles de manifestantes habían pasado la noche en la plaza de San Juan tras participar de una marcha de 50 mil personas que coincidió con la huelga general que decretaron las uniones sindicales de base y que se sintió sobre todo en el sector de los transportes. En el aeropuerto romano de Fiumicino fueron cancelados 143 vuelos.
La larga marcha hasta la Porta Pía partió sin incidentes. Adelante iba un camión con un gran cartel blanco que decía: “ Contra la precariedad y la austeridad organicemos nuestra cólera”. Otro lema reclamaba: “Una casa y un rédito mínimo para todos”.
Los incidentes comenzaron cuando un grupo de manifestantes intentó asaltar Casa Pound, sede de un grupo neofascista, protegido por militantes con garrotes y otros objetos contundentes. La policía se interpuso y la marcha se reanudó.
Algunos encapuchados pintarrajearon una fea estatua del Papa Juan Pablo II cerca de la estación central del ferrocarril. Pero la mayoría, unos 200 manifestantes del llamado “bloque negro”, vestidos de oscuro, con cascos y máscaras, arremetió contra la policía frente al Ministerio del Tesoro. Otros participantes de la marcha se bajaron pacíficamente los pantalones y mostraron el trasero en señal de desprecio y rebeldía a los agentes de seguridad. Hubo un nutrido intercambio de cachiporrazos, gases lacrimógenos, petardos y botellazos. La policía descubrió escondidos en la zona objetos contundentes, petardos, garrotes, extintores y hasta una bomba artesanal con un proyectil.
Los encontronazos no causaron heridos graves y al anochecer doce encapuchados fueron arrestados, pero se cree que el número de detenidos es mayor.
La gravedad de la crisis promete un agravamiento del descontento social en todo el país.
“La clase política debe tener más coraje”, afirmó el presidente de los industriales, Giorgio Squinzi. El peligro “es que el país parece dirigirse hacia el precipicio”, estimó. A su vez, el gobernador del Banco Central, Ignazio Visco, señaló que “vivimos una coyuntura económica muy difícil que está imponiendo graves sacrificios a las familias, aunque es más grave el fuerte debilitamiento de la capacidad de nuestro país para crecer y competir”