El hombre que espiaba a Reino Unido para la KGB soviética en los años 50, falleció a los 98 años.
El ex agente doble británico George Blake, que espiaba a Reino Unido para la KGB soviética en los años 50, murió a los 98 años cerca de Moscú, donde vivía desde hacía años, anunciaron este sábado agencias de prensa rusas.
“El legendario oficial de la inteligencia (…) George Blake, falleció hoy. Amaba sinceramente nuestro país, admiraba las proezas de nuestra gente durante la Segunda Guerra Mundial”, declaró a la agencia de prensa pública TASS el portavoz de la inteligencia rusa (SVR), Serguéi Ivanov.
Ex miembro de la resistencia de Holanda durante la Segunda Guerra Mundial y agente del MI6, los servicios de inteligencia exterior británicos durante la Guerra Fría, George Blake propuso sus servicios a los soviéticos en los años 50, tras haber sido testigo de los bombardeos estadounidenses contra los civiles en Corea, donde estaba destinado.
Suministró los nombres de centenares de agentes a la KGB, algunos de ellos ejecutados por la inteligencia rusa, y reveló la existencia de un túnel secreto en Berlín-Este, usado para espiar a los soviéticos.
Fue denunciado por un agente doble polaco y fue condenado en 1961 a 42 años de cárcel en el Reino Unido, pero consiguió escaparse cinco años más tarde con ayuda de una cuerda y del apoyo de sus compañeros de celda.
En su rocambolesca huida logró atravesar el telón de acero y pasó al este. En Moscú se le consideró un héroe y recibió el rango de coronel de los servicios de inteligencia rusos.
George Blake era el último de los grandes espías con vida, de los “topos” que la antigua Unión Soviética logró reclutar en plena Guerra Fría.