Estaba internado desde hacía diez días en sanatorio de Caballito por trastornos intestinales y un cuadro de hiperglucemia. En el regreso a la democracia encabezó el juicio a genocidas y cerró su alegato con una frase que quedará en la historia: “Señores jueces, nunca más”. Una vida ejemplar, un símbolo a seguir.
Símbolo del juicio a las juntas militares y autor de la histórica frase “Nunca más”, el ex fiscal Julio César Strassera falleció hoy a los 81 años en un sanatorio del barrio porteño de Caballito, donde permanecía internado en terapia intensiva.Así lo confirmaron desde la Clínica San Camilo, donde el ex fiscal había ingresado hace más de diez días con trastornos intestinales y un cuadro de hiperglucemia que lo llevó a un coma.
Nacido en 1933 en Comodoro Rivadavia, Strassera fue el fiscal a cargo del juicio contra las juntas militares que llegaron al poder mediante un golpe de Estado entre 1976 y 1983, período durante el cual se desempeñó como fiscal federal.
Delgado y de apariencia frágil que se enfrentó a los represores en un proceso que hizo Historia. “Quiero utilizar una frase que no me pertenece porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca Más”, dijo en su alegato final.
El fiscal trabajó en aquel proceso histórico con un equipo de jóvenes, ya que los funcionarios de carrera no se atrevían a acompañarlo en esta aventura y basó su estrategia legal en los casos documentados en el informe “Nunca Más” de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), encabezada por el escritor Ernesto Sábato.
El juicio, entre abril y diciembre de 1985, terminó con penas de prisión perpetua para el dictador Jorge Videla y el almirante Emilio Massera, 18 años de cárcel para el general Roberto Viola, ocho para el almirante Armando Lambruschini y tres años y nueve meses para el brigadier general Orlando Ramón Agosti.
El proceso marcó a Argentina y también la vida de STRASSERA, quien un año después abandonó el poder judicial para desempeñarse como embajador ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En 1990 renunció en protesta por la decisión del presidente Carlos Menem de indultar a los represores y volvió a ejercer como abogado y a trabajar para organismos de derechos humanos.
En 2006 reapareció para defender al entonces jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, en un juicio político que terminó con su destitución por la muerte de 193 personas en la tragedia de Cromañon.
Desde entonces mantuvo un perfil bajo y rompió su silencio en contadas ocasiones para criticar lo que consideraba una utilización política del tema de los derechos humanos por parte del kirchnerismo.
“Estas causas no son complicadas, pero el Poder Ejecutivo no las quiere tratar. Le conviene prolongarlas ya que las quiere usar como bandera de los derechos humanos, de la que se ha adueñado”, denunció en 2008.