Un nene de dos años murió ayer tras ser atacado por nueve perros en San Juan, en una finca ubicada a 50 metros de su vivienda, que compartía con su abuelo y con su mamá Antonella, de 20 años.
Según contó el abuelo del niño, Juan Antonio Peñaloza, el pequeño Sahir, de dos años, fue mordido por los perros tras alejarse de su casa.
“Ya se había ido dos o tres veces antes el niño y los perros no le habían hecho nada. Quizás fue porque una perra había tenido cría hace poco”, aventuró Antonio, quien quedó en estado de shock.
“Fue todo en un instante -recordó el abuelo- eran las 14 y le llevé un mate a mi hija y charlamos de las cosas que tenía que hacer para la escuela, y cuando voy a mi pieza siento que abren la puerta y ahí salió el niño. Salí a buscarlo pero me fui en un sentido y nunca atiné que él lo había hecho para el otro, incluso vi a un niño que creía que era él, pero después me di cuenta que era el hijo de otro muchacho”.
“Al regresar para la casa -continuó- vi que para el otro lado estaban los perros. De lejos parecía que estaban jugando, caminé hacia ellos, grité por primera vez y empecé a correr. Pero ya no se podía hacer nada. Sólo pude alzarlo y gritar por ayuda”.
El pequeño fue llevado al Hospital Marcial Quiroga, donde se le realizaron tareas de reanimación que resultaron en vano, ya que las terribles mordidas que presentaba en todo el cuerpo determinaron su deceso.
En el caso tomó intervención el juez de instrucción de segunda nominación Pablo Flores, quien determinó que los animales sean remitidos a una entidad gubernamental de adiestramiento.
El caso recuerda la muerte de Diego Román, un chico de 12 años que fue hallado muerto en un campo de Recreo en la provincia de Santa Fe en un contexto similar.
“LA CULPA SIEMPRE ES HUMANA”
En el caso de San Juan, se investiga si los perros estaban al cuidado de alguien o si tenían propietario. De ser así, esa persona tendría responsabilidad por el accionar de los perros.
“Una persona tiene libertad de acción y la sociedad le permite conservar animales, incluso cuando se los considere potencialmente peligrosos. Si el dueño infringe el cuidado y el animal se desborda y eso produce una lesión, debe responder ante eso y esto está previsto en el Código Penal”, señalaron especialistas en la materia, quienes añadieron que “de todos modos estas imprudencias o negligencias necesitan una pena más severa para que genere una prevención en la sociedad”.
Otro de los temas que se analiza en estos casos es el de la peligrosidad de los animales.
Sobre esto, especialistas en comportamiento canino aseguran que “no existen perros peligrosos, sino animales que se pueden transformar en peligrosos cuando sus dueños no conocen a sus mascotas ni saben cómo manejarlos”.
“La agresión en los perros -señalan- no es un tema de perros, es un tema de humanos. Y cada vez que se produce un ataque, el hecho lo comete obviamente el perro pero quien promueve o permite que esto suceda, es el humano”.
“Y si bien la genética tiene un peso en el comportamiento canino -concluyeron- ésta explica el 30 por ciento, mientras el 70 restante responde a la interacción humano-animal, es decir, a la socialización, educación y entrenamiento que le procura el dueño y que está relacionada con su responsabilidad y conocimiento sobre su perro, aunque la genética de cada raza no lo es todo pero tampoco es que no importa nada, ya que hay perros que tienen predisposición a manifestar agresión”.