Científicos del Instituto Max Planck de Colonia, Alemania, descubrieron que el deterioro de la vejez se debe a una acumulación de agentes dañinos.
Un grupo de científicos encontró evidencias de que las mutaciones heredadas de la madre a través de su ADN mitocondrial, serían las causantes de agravar aún más el envejecimiento de una persona.
El jefe del proyecto, Nils-Göran Larsson, le explicó a Efe que la investigación supone “un gran signo de que un mayor envejecimiento no solo se genera a lo largo de nuestra vida, sino que podemos adquirir cierta predisposición también al nacer”.
El deterioro que se produce durante la vejez sería consecuencia de una acumulación de agentes dañinos, y las disfunciones en el ADN mitocondrial serían las principales agravantes del proceso. El ADN mitocondrial, ubicado fuera del núcleo de las células, se hereda siempre por vía materna. Es el responsable de la transmisión de enfermedades genéticas incurables que afectan a órganos y tejidos como el cerebro, el corazón, el páncreas o los riñones. Según los investigadores, las disfunciones en el ADN mitocondrial que una persona pudiera heredar de su madre, si ésta es portadora de alguna mutación en su genoma, “incrementarían el envejecimiento de los tejidos en el caso de que se combinen con otras disfunciones desarrolladas por otras causas”.
Para llegar a esos resultados, experimentaron con diferentes grupos de ratones portadores y no portadores de disfunciones mitocondriales. Luego de cinco años de trabajo, los resultados mostraron que los ratones con disfunciones en su genoma mitocondrial adquiridas de forma materna presentaban más síntomas de envejecimiento y menor fertilidad, pues su descendencia era menos numerosa.
La conclusión obtenida indica que las disfunciones heredadas actuaban como base sobre la que otras posibles mutaciones por agentes físicos, químicos y biológicos intervenían con posterioridad. “Lo más llamativo es que incluso los niveles más bajos de mutaciones mitocondriales heredadas, podrían provocar relevantes consecuencias que se manifestarían en las patologías que los humanos desarrollan durante la vejez”, señaló Larsson. Y anticipó que los resultados de la investigación podrían ser útiles en otras áreas de la genética, pues “existen otro tipo de agentes, también transmitidos a través de la madre, que contribuyen al envejecimiento”.