La periodista española radicada en Beirut habló en la 99.9 sobre las manifestaciones que se están dando desde hace más de un mes en dicho país y particularmente sobre el rol que han tomado las mujeres.
Lejos de los medios masivos de comunicación a nivel mundial, Líbano está viviendo una situación particular con manifestaciones que hace tiempo no se veían en un país con una idiosincrasia particular. La periodista española radicada en Beirut, Natalia Sancha brindó precisiones en la 99.9: “hace 30 años aquí las únicas manifestaciones que había eran las aupadas por sus respectivos partidos confesionales. Hay 18 confesiones oficiales y el poder político se reparte en función de cuotas de religión. El presidente ha de ser cristiano, el primer ministro musulmán suní y el portavoz del parlamento, chií”, dijo en principio.
Ahora, un grupo de jóvenes de alrededor 20 años, pretenden cambios profundos en la sociedad en la que viven y han comenzado a movilizarse: “las nuevas generaciones post guerra lideran las protestas en espacios públicos, los más grandes del país. Están cansados de la corrupción, el nepotismo y que se repartan los trabajos de acuerdo a la secta a la que pertenecen. Hubo una fuga de cerebros, todo el que tiene diploma universitario deja el país. Quieren tener oportunidades y renovar toda la clase política”.
Las protestas también han tenido un particular rol de las mujeres que Sancha explicó en detalle: “estamos en el día 43 de protestas y los últimos 3 han sido bastante violentos. Hubo una marcha anteayer donde se vivió una batalla campal durante horas a pedradas, que fue la de las madres. Son madres que perdieron a sus hijos durante la guerra civil, son mujeres veladas con una cruz pintada en la frente. Es uno de los roles que están cumpliendo”. Luego agregó que “en los epicentros de las manifestaciones, las mujeres están haciendo cadenas humanas entre los hombres manifestantes y la policía o el ejército. Al ser una sociedad tradicional y religiosa, a la mujer no se la toca ni se le pega. Invierten la debilidad de una sociedad patriarcal para detener la violencia”.
Después de 12 años viviendo en el Líbano, considera a Beirut el lugar más indicado para aquellos que llegan desde Occidente como en su caso: “Líbano es el país más híbrido entre Oriente y Occidente, no se nota tanto como estar en los países del Golfo. Hay un 30% de cristiano y un 70% de musulmanes sobre todo en Beirut es como una burbuja, hay bares, discotecas, bikinis y todo. Para los occidentales, es el destino más cercano en forma de vida y cultura que hay”, finalizó.