El concepto de clase media, a instancias del sistema de clases, designa “perogrullescamente” a aquellos individuos que justamente ostentan un nivel socioeconómico medio. Se trata de un sector heterogéneo ubicado entre la clase obrera y la clase alta.
Como el hijo del medio, no tiene los privilegios del mayor ni las limitaciones del menor. Pero esto que surge de definiciones cuasi académicas sobre el concepto de clase, tiene tantas limitaciones y condicionantes como quieran encontrársele, dependiendo de cuál es la media en cada caso –no es lo mismo Liberia que Japón-, y de un sinfín de variantes entre las que hay que contar la percepción que de sí mismo tiene el individuo y el grupo social. No siempre se “es” lo que “se dice” que se es; y si encima existe movilidad social, más aún se complica hallar una definición precisa.
El nacimiento de esta clase se sitúa en el siglo XVIII, cuando las diferencias sociales comienzan a ser un poco más evidentes por razones como la autoridad, la abundancia, el trabajo y el dinero. De alguna manera, la clase media fue ocupada por lo que se denominaba la vieja burguesía terrateniente, que logró sobresalir especialmente por el éxito conseguido en la industria y en el comercio, separada -y luego opositora- de la aristocracia.
De todos modos y a pesar de lo dicho, podemos hablar de características propias: mayormente el perfil del jefe de familia de clase media es de un individuo con un nivel de educación universitario, cuya vivienda es propia, o alquilada pero con algunas comodidades. Para la clase media la casa es el fiel representante de su bienestar económico.
Tradicionalmente, es considerada como la mayor representante de la población en los países desarrollados, aunque es una realidad también que los límites de esta clase son poco fuertes, ya que puede abarcar desde profesionales y administradores de importante nivel hasta empleados del área de servicios. Entonces, como consecuencia de esta falta de unión interna es que muchas veces se la suele subdividir en clase media alta y clase media baja. En Argentina fue puntal, hoy se discute su existencia y perspectivas, desde muy distintas lecturas: para algunos tiende a desaparecer y es la más golpeada; para otros, se mantiene y, después de todo, no le va tan mal. El economista Arturo Trinelli nos ha dicho al respecto:
Noticias & Protagonistas: En una nota en el diario La Nación, usted señala que la clase media es un sector en ascenso pero no tanto en Argentina ¿Cuál es la realidad, y cuándo se es, en su opinión, de clase media?
Arturo Trinelli: Lo primero que hay que decir es que el concepto “clase media” es más sociológico o político que económico. Esto es importante, porque en realidad las denominaciones suponen el lugar que determinado segmento social ocupa en la estructura durante un tiempo. Esto no es estático, es dinámico, y depende de las políticas públicas y de estímulo a la clase que cada gobierno hace para provocar el acceso y sostenimiento en ese nivel. Con lo cual uno podría decir que el concepto remite a una noción de movilidad social ascendente, arraigada en el país.
N&P: Sobre esa base ¿habría que pensar en la década del 40-50 como inicio?
AT: En las políticas públicas del peronismo histórico, hubo tendencia a incrementar la participación de los trabajadores en el ingreso para que pudieran gradualmente incorporarse a ese concepto. Creo que la discusión política que hay hoy -lo vemos en manifestaciones muy concurridas y concentradas en sectores medio y altos-, tiene que ver con cuáles son las pautas identitarias de consumo que definen un sector y otro.
N&P: ¿Cree que hay un sector más elevado que puede sentirse invadido?
AT: Como durante los últimos años muchos sectores sociales no contemplados aumentaron su participación en el ingreso y accedieron a patrones de consumo propios de la clase media, se produjo cierta confrontación, y lo vemos plasmado en algunas manifestaciones recientes sobre todo en Capital Federal. Viendo datos concretos, hay un informe del Banco Mundial interesante, porque nunca es generoso con la Argentina, que dice que se demuestra que la clase media en el país creció, a contramano del latiguillo mediático que intenta confrontar diciendo que el modelo económico
apunta a su destrucción, aunque la realidad demuestre todo lo contrario.
N&P: Hay un debate interesante, porque una cosa es la segmentación de los argentinos en función de lo que tienen o disponen, y otra cosa es el lugar donde los argentinos sienten que tienen pertenencia sociocultural…
AT: Eso es interesante por lo siguiente: ningún sector popular o pobre se concebirá a sí mismo como tal, y no considere -es inherente a la condición humana- que hay otra persona por debajo suyo. Quizás muchos actores sociales que no llegan al estándar de ingreso que define si es medio, medio bajo o bajo, se reconocen siempre como algo más, tienden a identificarse con los que están por encima de uno; por eso es algo natural que en la Argentina, preguntándosele a la gente de sectores populares y humildes a qué segmento adhieren, siempre dicen que son clase media. Pero es un concepto heterogéneo, difícil de medir. En nuestro país tuvo un porcentaje mayor que el de otros; no obstante en los últimos años muchos sectores castigados en los ´90 pudieron recuperarse y hoy son clase media.
N&P: Se aplican definiciones que provienen de la concepción marxista de la sociedad, del siglo XIX. Uno podría aceptar que hay circunstancias iguales: sectores pobres, concentración de capital; de hecho en Estados Unidos hay 46 millones de pobres porque la inequidad del sistema es consistente. En Argentina, ¿fue el peronismo el gestor del cambio?
AT: Es indiscutible que hay una fuerte impronta peronista que subsiste tras los años, en un sector grande de movilidad social, instalada en el imaginario. ¿Qué toma? ¿La idea del trabajo? Hay muchos sociólogos y especialistas que cuestionan ese movimiento a partir del trabajo porque la relación con el capital es otra. En fin, lo cierto es que subsiste la idea de ascender en la escala socioeconómica e identificarse como que uno no está tan mal, quizás circunstancialmente, pero abajo habrá alguien peor y por arriba alguien a quien acercarse.
N&P: Es cierto, el pobre no se quiere reconocer como tal…
AT: No, no quiere, se ve en las encuestas y los censos. Hay que hacer importante introspección para que un pobre conteste a un encuestador que efectivamente lo es. Eso nos pone en alerta sobre lo difícil que es medir el concepto clase media, y a relativizar bastante algunas notas sobre si la clase media fue afectada o no. Ha crecido el consumo, la actividad económica aumentó pese a la crisis internacional, aumentó el patentamiento de autos, los fines de semana largo muchos se van a algún lado, todo esto pone en cuestión los argumentos relativos.
Escenarios
Aun en un escenario discutible, hay a veces mucha insistencia en ignorar datos reales. Cuando escuchamos en el último año y medio decir que Perú es un modelo… quien lo dice no tiene idea de cómo viven los peruanos. Lo cual tiene mucho que ver con la historia de un país que se construyó con una matriz productiva esencialmente minera; “Si mañana cambiara el valor internacional de la onza de oro, se van a pique. No es sólo cómo vive la población, sino también las condiciones materiales sobre las que se dio el crecimiento”, asegura Trinelli.
Es un caso parecido al de Chile, las dos son sociedades oligárquicas, “los de arriba y los de abajo”, y eso está siempre presente. Salvo Uruguay y en alguna medida Brasil, que tienen clase media, pero se forjaron en torno a oligarquías dominantes. El entrevistado ofrece su explicación: “Insisto, Argentina tuvo un momento político como el peronismo que marcó a fuego. En el ´45, la posibilidad de que los “cabecitas negras” pudieran ocupar el centro neurálgico, administrativo y económico como era la ciudad de Buenos Aires, fue un giro copernicano”.
En relación al presente, su punto de vista es razonablemente optimista: “La política económica ha condicionado -creo que para bien- el devenir posterior. Y generó esta posibilidad concreta de movilidad ascendente, que en otros países es más estanco y el pobre terminará siendo pobre, y el rico será cada vez más rico”. Y tras cartón lanza un dardo envenenado (y coherente) a la oposición: “Esta distribución del ingreso que se produce en el peronismo, fue desde lo político y económico, tan fuerte y simbólico, que hoy incluso los gobiernos más alejados del peronismo no pueden dejar de pensar en ese modelo si quieren tener chances electorales”.