El presidente de Nigeria ha lamentado que pese a los controles fronterizos impuestos los últimos años, estos grupos no estén padeciendo la escasez de armas.
El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, ha informado este jueves de que ha hecho saber a las fuerzas de seguridad del país que cuentan con autoridad para disparar sobre aquellas personas que porteen de manera ilegal un rifle AK-47, pues se trata de un arma de exclusivo uso de las autoridades.
“Una cosa que llegó a la prensa y que yo mismo leí fue que cualquiera que tenga un AK-47 será disparado. Esto se debe a que se supone que el AK-47 es un arma registrada y solo se le otorga a los oficiales de seguridad”, ha explicado Buhari tras una reunión mantenida con varias autoridades del país en Abuja, la capital.
Buhari, según ha publicado el diario ‘Premium Times, ha lamentado que pese a los controles fronterizos impuestos los últimos años, estos grupos no estén padeciendo la escasez de armas, tal y como consta en los informes de Inteligencia que asegura recibir cada día.
“Cerramos las fronteras durante algunos años, pero el informe de Inteligencia que recibo a diario señala que los que están llevando a cabo los secuestros, los asesinatos, todavía no tienen escasez de armas y municiones”, ha contado.
Las autoridades nigerianas sospechan de que la entrada de este tipo de armamento llega a través del norte de África y han reconocido las limitaciones que arrastran sus fuerzas de seguridad para hacer frente a esta amenaza cada vez mayor.
Este miércoles al menos trece personas murieron en un nuevo ataque ejecutado por personas armadas no identificadas en el estado nigeriano de Zamfara, situado en el noroeste del país, uno de los principales escenarios del aumento de la inseguridad.
Attahiru Ahmad, el emir de la localidad de Anka, situada en Zamfara, alertó a principios de semana en una reunión de seguridad de que hay unos 30.000 bandidos “con equipos de última generación” en el estado, mientras que el Ejército cuenta con menos de 10.000 soldados mal armados en esa región.
Durante los últimos tres meses se ha producido un aumento de la violencia en varias zonas del país, dejando decenas de muertos y el secuestro de centenares de niños cuando se encontraban en sus escuelas. Más de 300 alumnas fueron raptadas en un centro de Jangebeen, mientras que en Kankara, otros 300 muchachos fueron también retenidos.
Los ataques en Nigeria, anteriormente centrados en la zona noreste del país –donde operan Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA)– se han extendido durante los últimos meses a otras zonas del norte y el noroeste, haciendo saltar las alarmas por la posible expansión de estas redes terroristas y criminales.