Hoy, la cosa será breve: les comunico a los señores de Facebook que deberían pensar en incorporar una alternativa al Like, que no sea el Ya no me gusta. ¿Porque saben qué? Hay cosas que no me gustaron antes, no me gustan ahora y no me gustarán más tarde. Y no me alcanza con un comentario que pocos leen y nada aporta. Bueno, tal vez una declaración de disgusto en Facebook no colabore en cambiar demasiado la realidad, pero una declaración debería poder ser eso: una sentencia, breve, nada ambigua, bien precisa, de una o dos palabras. Para que nadie tenga la posibilidad de abrir una brecha entre ella y una interpretación.
Todo ello viene a cuento de la noticia de que falleció, después de una lucha a brazo partido por sostener su vida, ese bebé que por un tiempo fue casi el hijo de todos, Renzo Salvatore Antonelli, el chiquito transplantado del corazón hace dos meses en el Hospital Garrahan. Leo el titular de C5N, de La Nación, de Clarín y otros tantos medios en FB, que me invitan a dejar registrado un Me Gusta. ¿Qué puede gustarnos de esta situación? ¿Cómo expresar lo que siento y que no haya lugar a dudas? Me parte en mil pedazos ver la foto de Renzo, cuando todavía había vida en esos ojitos suplicantes por un motor que lo hiciera latir, respirar, caminar, soñar, jugar, reír. No es negar la naturaleza de la vida, de la que la muerte forma parte innegable; tampoco es querer forma parte de esa troupe de optimistas a la violeta que en cada desgracia ven la luz antes del túnel; entiendo que eso se llama ombliguismo, o la inhabilidad para transitar el dolor, la desesperación de otros.
No quiero. No voy a poner Me Gusta. Quiero que creen una opción para hacer tangible el disgusto, el fastidio que a veces tenemos con la vida cuando nos golpea a todos en la entraña. No Me Gusta.