Mientras Occidente sigue sin frenar al Estado Islámico, los cristianos de Irak y voluntarios de todo el mundo han formado grupos para defenderse.
A falta de una respuesta clara por parte de los organismos internacionales o de los gobiernos occidentales el Estado Islámico sigue sembrando el caos por donde pasa. Sus atroces crímenes son ya mundialmente conocidos pero ni sus decapitaciones, crucifixiones o el quemar vivos en jaulas a sus víctimas han conseguido que Occidente reaccione e intente frenar esta masacre de manera efectiva.
Hartos de esperar una ayuda que no llega y con poco que perder tras la muerte de miembros de sus familias, pérdida de sus casas y todos sus bienes, muchos cristianos han decidido dar un paso al frente y plantar cara a los yihadistas para proteger la que siempre ha sido su tierra y recuperar sus pueblos, en los que el cristianismo ha estado allí presente desde hace siglos.
Así han surgido, por ejemplo, las Unidades para la Protección de la Defensa de Nínive (NPU), un ejército de voluntarios cristianos formado ya por 4.000 miembros que están siendo entrenados por una compañía estadounidense. Pero no son los únicos que han decidido organizarse para defenderse del ISIS. Es el caso también de la milicia cristiana Dwekh Nawsha, más pequeña en número pero con fuertes convicciones cristianas e identitarias.
Voluntarios de todo el mundo contra el ISIS
El surgimiento de estos grupos y la inacción de Occidente ha tenido como consecuencia que desde países como EEUU, Australia y otros estados europeos estén llegando a Irak y Siria voluntarios occidentales para unirse a estos dos grupos y defender a los cristianos y a otras minorías de las garras islamistas.
Uno de estos voluntarios es Brett, un joven estadounidense de 28 años que ya sirvió en Irak durante dos años con el ejército de su país. Con su piercing y sus tatuajes no pasa desapercibido por las calles de Alqosh, ciudad a la que ha llegado para defenderla del Estado Islámico junto a la milicia Dwekh Nawsha.
Tal y como recoge la web iraquí Ankawa, bromea diciendo que es un nuevo “cruzado” aunque afirma que realmente está en Irak para luchar “para que la gente pueda vivir en paz, sin persecuciones, para que las campanas de las iglesias sigan sonando”.
Este exsoldado de infantería tomó la decisión de dejar su cómoda vida en EEUU tras ver las atrocidades del Estado Islámico. “No puedo sentarme en casa y ver lo que está pasando aquí -crucifixiones, violaciones, exclavitud sexual, refugiados-. Es inaceptable para mí, así que estoy aquí para hacer lo que pueda para que la gente vuelva a sus hogares y proteger su modo de vida”.
En estos momentos protegen las tres ciudades de la llanura de Nínive que no están bajo el control del ISIS. Ya ha participado en combates contra los terroristas y han facilitado información al ejército de EEUU para que bombardee los lugares en los que se esconden los islamistas. “La última cosa que me da miedo es morir. No me preocupa ser capturado y tampoco ser asesinado”, asegura.
Pero además de luchar, Brett está reclutando y ha conseguido ya voluntarios de su país, Canadá y Reino Unido. Uno de ellos es Louis Park, exmarine de los EEUU que dejó el cuerpo el pasado mes de diciembre.
Tras servir en Afganistán quiere aportar su experiencia en combate para ayudar a la milicia. Tras definirse como un “patriota” Park afirma que si al Estado Islámico se le permite que siga campando a sus anchas “vamos a ver la violencia en los Estados Unidos con el tiempo. Así que estoy protegiendo a mi patria también”.
“No me preocupa lo que me puedan hacer”
Otro voluntario es un ingeniero que sirvió durante siete años en el ejército norteamericano. “Estoy en el Kurdistán para ayudar a todas las personas que están siendo vendidas como esclavos, por los niños que han muerto, por los cristianos que están siendo desplazados y básicamente para proteger a cualquier persona que necesite ayuda, independientemente de su religión. Soy de Carolina del Norte y estoy aquí más que feliz”.
El canadiense Andrew también incide en que “no estoy demasiado preocupado por lo que me pueda hacer el Estado Islámico. Solo soy un hombre, pero estoy aquí para proteger a los inocentes a toda costa”. Añade que “me gustaría ver a todas las comunidades trabajar juntos, gente de todas las razas y religiones, para derrotar al ISIS porque es una amenaza, no sólo en esta parte del mundo sino también en Europa y América del Norte”.
Entre los voluntarios occidentales también hay una mujer, que dijo haber seguido el ejemplo de las guerreras kurdas aunque eligió la milicia cristiana por sentirse unida a los valores “tradicionales” de este grupo.
También de Australia están llegando voluntarios a Irak. Es el caso de Khamis, que a pesar de estar casado y tener dos hijos, se ha unido a la milicia cristiana para defender la tierra de sus antepasados. Sobre los yihadistas dijo que “son bárbaros que vinieron aquí para morir por lo que creen y no podéis imaginar el terror que están extendiendo entre las familias y los niños”.
Es consciente de que puede estar violando las leyes australianas al viajar como combatiente en Irak. “Me preocupa porque nos encanta Australia, es nuestra segunda casa, nos encanta tanto como amamos a Irak”, aseguró desde Irak, a tan sólo 30 kilómetros de Mosul, ciudad tomada por el ISIS.