La directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado de la Nación, Norma Morandini, se refirió en la 99.9 al tratamiento que tienen en nuestro país algunas situaciones: “Se reivindican los derechos, pero no se respeta la democracia”, advirtió. Además, opinó que “Hebe de Bonafini ha sincerado que es de un partido político, pero el pañuelo no es de la señora, la trasciende”.
Las idas y vueltas en la política nacional llevan a situaciones sumamente incómodas sobre todo cuando los derechos humanos entran en discusión. La utilización de los mismos en los últimos años fue duramente criticado por la senadora y actual directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado de la Nación, Norma Morandini, a través de la 99.9: “nunca podemos tener actitudes razonables. La emoción es un valor en la vida, pero ante la vida colectiva uno tiene que tener racionalidad. La ley y las instituciones son las formas del mundo democrático”, aclaró primeramente.
Luego indicó que no hay respeto por el sistema de gobierno que se ha elegido en este tipo de casos: “los derechos humanos no son de derecha ni de izquierda, son un valor universal que se han dado de la mano del nazismo y la Segunda Guerra Mundial. Nosotros llegamos tarde a la democracia. Hemos tenido más de 50 años de interrupción de la democracia que todavía se niega a desaparecer. Se reivindican los derechos, pero no se respeta la democracia”.
La confusión sobre el verdadero alcance de la democracia parece alcanzar a los argentinos que deben comprender el valor que tiene el sistema democrático: “hemos postergado el acento en la institucionalidad, una cultura democrática que quiera decir para todos lo mismo. Para muchos argentinos, democracia es sólo votar, pero en realidad es mucho más que eso. La crispación nos llega porque no tenemos sólidas las instituciones y tampoco una cultura de legalidad democrática”.
Desde la política tampoco hay una idea de democracia que se aplique y muchos menos un control sobre lo que hace el presidente: “en Argentina no funcionan los contra poderes. Debemos tener un parlamento que controle al ejecutivo y no sólo apruebe leyes. Negociar no quiere decir canjear, pero es parte de la democracia”, aclaró.
Después entra en el análisis el uso de los derechos humanos políticamente, pero que no son tratados como un derecho universal: “hay un proceso de sinceramiento a todo nivel. La sociedad argentina es proclive a poner las cosas debajo de la alfombra y ojalá sea capaz de soportar lo que está sucediendo. Tengo la sensación de que casi en solitario fue enfrentando la utilización de los derechos humanos, el Banco de Datos Genéticos está restringido en su universalidad y sólo es para los casos relacionados con desaparecidos. Hebe de Bonafini ha sincerado que es de un partido político, pero el pañuelo no es de la señora, la trasciende”, indicó Morandini.
Las manifestaciones, consideró la senador, resultan justas pero no aportan ninguna solución: “es muy fácil gritar en la calle, pero después ¿que hacemos? Hay una reivindicación legítima, una situación económica difícil pero hay que ser solidario y no hacer discursos furibundos. Los que reclaman tienen razón, ¿pero después que? Hay una actitud infantil de echarle la culpa al otro en vez de hacerse cargo de las acciones que corresponden a la vida en conjunto”, sentenció.