Les hicieron creer que serían parte de un documental sobre sus delitos en altamar.
Un presunto líder de piratas mordió el anzuelo: creyó que iba a trabajar en el cine, pero terminó en la cárcel. En una operación digna de una cinta de Hollywood, Mohamed Abdi Hassan, junto a otros miembros de la red, fue atraído desde Somalia a Bélgica con la promesa de que trabajaría en un documental sobre sus delitos en altamar donde se “retrataría su vida como pirata”, dijo el lunes el fiscal federal Johan Delmulle.
Pero en lugar de pararse detrás de las cámaras, como un asesor experto, Abdi Hassan terminó tras las rejas, detenido en cuanto aterrizó el sábado en el aeropuerto de Bruselas. “Es uno de los más tristemente célebres cerebros de los piratas, responsable de decenas de secuestros de naves comerciales entre el 2008 y el 2013”, señaló Delmulle.
Abdi Hassan, cuyo apodo “Afweyne” significa “Bocón”, fue acusado de asaltar el dragador belga Pompei y secuestrar a los nueve integrantes de su tripulación en el 2009, agregó Delmulle. La tripulación del Pompei fue liberada después de 10 semanas de cautiverio una vez que el dueño del barco pagó un rescate de tres millones. Bélgica detuvo a dos piratas que participaron en el asalto, fueron declarados culpables y recibieron sentencias de 9 y 10 años de cárcel.
Los fiscales, no obstante, querían procesar a los líderes de la organización. “Muy a menudo, estas personas quedan sin castigo mientras dejan que otros hagan el trabajo sucio”, dijo Delmulle a la prensa.
Las autoridades de Malasia capturaron al huraño Adbi Hassan en abril del 2012, pero un documento del gobierno somalí de transición le permitió regresar a su país. Un reporte de Naciones Unidas emitido el año pasado lo catalogó como “uno de los más notorios e influyentes líderes” de una red de piratas que ha obtenido millones de dólares en pagos de rescate.
De ahí que las autoridades belgas decidieran atraparlo en una acción encubierta, sabían que el acusado viajaba muy poco y que una orden internacional de captura podría no funcionar en la inestable Somalía. Las detenciones son fruto de una larga investigación dirigida desde Brujas tras el secuestro frente a las costas de Somalía, en 2009, de la embarcación belga “Le Pompei”.
Otros dos piratas que participaron en el secuestro de la embarcación, liberada a cambio de un rescate que la prensa belga estima en dos millones de euros, ya fueron condenados en Bruselas a penas de entre nueve y diez años de prisión.
Pero el Ministerio Fiscal Federal no quería quedarse ahí. Decidió lanzarse a la captura de los organizadores. La detención de Afweyne era difícil de conseguir, ya que residía en Somalía y se mostraba muy desconfiado y viajaba poco, según el fiscal. Las unidades especiales de la policía belga desarrollaron “una operación de infiltración” para hacerlo salir del país y detenerlo.
“El plan consistía en acercar a Afweyne por intermediación de su cómplice Tiiceey, en quien confiaba”, y se le pidió, a través de Tiiceey, que colaborara como consejero y experto en una película sobre la piratería, explicó el fiscal. Tras varios meses de pacientes negociaciones, los dos hombres mordieron finalmente el anzuelo.