Río de Janeiro ha vuelto a ser centro de protestas y manifestaciones violentas, tras el aumento del billete del autobús a 25 centavos de real. Las inmediaciones de la Estación Central de Río de Janeiro ha sido escenario de enfrentamientos entre los ciudadanos en contra de esta medida y la policía.
Entre 800 y 1.000 manifestantes se juntaron en la Plaza de la Candelaria para protestar por la subida de 2,75 a tres reales del billete de autobús urbano, una decisión anunciada de forma imprevista por el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes.
Tras marchar por la céntrica avenida Presidente Vargas portando pancartas con consignas y banderas de partidos políticos, grupos de encapuchados ingresaron en la Estación Central sobre las siete de la tarde. Allí comenzaron con los destrozos de mobiliario urbano, mientras efectivos del batallón de Choque de la Policía Militar lanzaban los primeros gases lacrimógenos.
Según testigos presenciales, el caos generado fue total, con miles de personas corriendo despavoridas. El enfrentamiento rápidamente se extendió a la avenida Presidente Vargas y a las calles aledañas, con barricadas incendiadas, destrozos y cargas policiales con abundante gas pimienta y bombas de gas lacrimógeno. Los encapuchados arremetieron con piedras y emplearon vallas metálicas para protegerse de las embestidas de los agentes.
Las multitudinarias manifestaciones que se produjeron en junio del año pasado comenzaron con la misma reivindicación tras anunciarse un aumento de 20 centavos en el precio del billete del autobús en varias ciudades. Esta vez el conflicto sólo parece afectar a Río de Janeiro, pero se espera que continúen las manifestaciones, ya que para el 10 de febrero está convocada una nueva protesta contra la subida del precio del autobús