Es un índice que combina rendimientos de los alumnos secundarios en Matemática, Lengua y Ciencias, con la deserción y la repitencia. Los datos no serán públicos, como sí ocurre en Brasil.
El Ministerio de Educación calificará a las escuelas secundarias con un nuevo método. Se trata del IMESA (Indice de Mejora de las Secundarias Argentinas), un promedio que combina el tiempo que tardan los alumnos en terminar el ciclo, la tasa de egreso y los resultados del último Operativo Nacional de Evaluación (ONE). Los resultados se empezarán a comunicar a los directivos de las escuelas y los ministros de Educación provinciales en la segunda mitad del año; pero no serán difundidos entre los padres ni publicados en boletines oficiales.
El índice fue presentado ayer por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, como parte del Plan Nacional de Evaluación del Sistema Educativo, una batería de anuncios de sistemas de evaluación a alumnos y docentes desde jardín de infantes hasta quinto año de secundaria. Los resultados del IMESA ya están elaborados, pero no se difundieron en la conferencia de prensa, como tampoco se darán a conocer a la opinión pública. Desde el Ministerio aseguraron que la publicidad de este tipo de evaluaciones está prohibida por la Ley Nacional de Educación, sancionada en 2006, que establece que “la política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad de los/as alumnos/as, docentes e instituciones educativas, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización”.
El IMESA se calculó por provincia, departamento y escuela. Y abarca tanto al sistema público como privado. Lo elaboraron los equipos técnicos del Ministerio de Educación en base a los datos de matrícula y repitencia de cada escuela y los resultados del último ONE, que se realizó en 2010 y que volverá a realizarse este año. El ONE evalúa el desempeño de los chicos de tercer y sexto grado en primaria, y de segundo, tercero, quinto y sexto año de secundaria. Los datos del ONE son públicos, al igual que los de la prueba internacional PISA, que se realiza entre chicos de 15 años y que hasta ahora vienen posicionando a la Argentina debajo de otros países de la región, como Chile, Uruguay y Brasil. Ayer, Sileoni confirmó que Argentina volverá a participar de la evaluación en 2015.
“Queremos que la entrega del IMESA sea personalizada, que cada director, cada supervisor y cada ministro sepa qué pasa en su escuela y en su provincia, qué está bien y en qué tenemos que mejorar. De ninguna manera implicará un castigo o un premio, sino un camino a seguir para garantizar una educación de calidad para todos”, explicó el ministro. Brasil aplica un índice similar, pero se difunde entre los padres de las escuelas.
La publicidad de las evaluaciones desagregadas es un tema de debate entre los especialistas de educación. “Las escuelas de contextos socioeconómicos menos favorecidas están estigmatizadas desde hace mucho, y no creo que tenga que ver con que se difunda o no el desempeño de sus docentes y sus alumnos. Las políticas educativas deben ser públicas y saber qué criterios se toman para evaluar, y luego lanzar tal o cual programa en base a esos resultados, que deben ser conocidos por toda la comunidad”, aseguró Ianina Tuñón, del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Para Néstor López, coordinador del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la UNESCO, los resultados desagregados por escuela fomentan un concepto de competencia que atenta contra la igualdad educativa: “Muchos países toman la decisión de difundir estos datos con el fin de que los padres elijan una escuela desde un punto de vista de superioridad o inferioridad. Más allá de estigmatizar instituciones, de ninguna manera este tipo de indicadores puede concluir en que una escuela sea buena o mala”.
En la conferencia de ayer trascendieron algunas conclusiones generales del IMESA. “A nivel nacional tenemos falencias en el acercamiento de los chicos a la lectura y en el área de formación científica”, admitió Sileoni. A un diagnóstico similar llegaron las evaluaciones que se tomaron en 2012 a docentes de los tres niveles y que, según prometen que este año, servirán para reformular los programas de formación de maestros y profesores.