Es el mensaje que lleva una ONG local a las escuelas de la zona para evitar el tabú que rodea a la dolencia.
El cáncer infantil sigue siendo un tema tabú, tan difícil de abordar en el ámbito escolar como en el seno familiar. Lo malo es que el tabú tiene su impacto negativo: los profesionales creen que el miedo y la dificultad para hablar del tema no sólo favorece el retraso de la consulta al médico y los diagnósticos (que empeora el pronóstico para los chicos enfermos), sino que también dispara el prejuicio y dificulta, por ejemplo, el normal tránsito de los chicos en tratamiento por las aulas.
Es en ese contexto, que una ONG platense que se dedica a la contención y atención de los chicos afectados por cáncer infantil y sus familiares, decidió salir a las escuelas con un doble objetivo: poner el cáncer infantil y su problemática asociada en palabras y destruir la asociación casi automática que se establece en el imaginario popular entre la palabra cáncer y la idea de muerte.
“El primer mensaje que transmitimos es que el cáncer infantil no tiene el índice de mortalidad que caracteriza al de los adultos. Con un diagnóstico temprano, gracias a los avances médicos de los últimos años, los chicos que padecen cáncer se están recuperando hoy en un alto porcentaje, que oscila entre el 75 y el 80%. Por eso es importante que esto se sepa, para alentar la consulta y el diagnóstico precoz”, dice Marilina Montanaro, integrante de la Fundación Creando Lazos, una entidad que se ocupa de la atención de los chicos enfermos de cáncer y su familia, y que ya visitó más de 80 escuelas de nuestra región para hablar de cáncer infantil, concientizar sobre la importancia del diagnóstico precoz y brindando pautas para el buen acompañamiento, en los establecimientos educativos, del chico afectado por el cáncer.
La iniciativa surgió a partir de una campaña motorizada por la entidad, en la que invitan a la comunidad a donar tapitas plásticas de gaseosas, aguas y aguas saborizadas, que son vendidas a centros de reciclaje y son, según indican en la entidad, su principal fuente de financiamiento (ver aparte). “Pronto descubrimos que los principales aportes de tapitas provenían de escuelas. Entonces ideamos las visitas a las escuelas como una especie de devolución. Pero más tarde la inquietud surgió de los propios establecimientos escolares, que nos pedían que fuéramos a hablar del cáncer infantil”.
Muchas de esas inquietudes nacían en las propias escuelas a partir del surgimiento de casos, frente a los cuales, muchas veces docentes y alumnos no sabían cómo actuar para favorecer una mejor integración de los alumnos afectados. “De las más de 80 escuelas que vistamos en estos últimos dos años, alrededor de 15 correspondieron a establecimientos donde había algún caso de alumno que además era un paciente oncológico, y eso motivaba la inquietud de los docentes, de los padres o de los propios chicos”.
Entre las escuelas visitadas, la mayoría fueron establecimientos secundarios, después primarios y por último, los jardines de infantes. Según destaca Marilina Montanaro, “para nosotros lo primordial es que se rompa esa asociación, que en el caso del cáncer infantil no es justificada, entre cáncer y muerte. Y al mismo tiempo, evitar los prejuicios, que en la escuela pueden convertirse en discriminación hacia el alumno que es paciente oncológico”. Los tipos de cáncer más comunes que afectan a niños y adolescentes en la región son la leucemia, el carcinoma y el osteosarcoma, según destacan en la entidad, que nuclea a profesionales del Hospital de Niños y voluntarios, y que el último sábado celebró su quinto aniversario con un festejo en el club Everton.
Durante el acto, se repasaron algunos de los logros de la entidad, entre ellos, el haber atendido a más de 200 familias, la capacitación de más de 120 voluntarios y la realización de una decena de campañas de concientización en distintas localidades.