El delegado de los trabajadores de Caromar, Alejandro Oroño, detalló en la 99.9 la sorpresiva clausura de la empresa, la falta total de respuestas de sus dueños y la incertidumbre de los empleados —algunos con casi 30 años de antigüedad— que además deben contener a clientes que pagaron mercadería que quedó “encerrada” dentro del depósito.

El delegado de los trabajadores de Caromar, Alejandro Oroño, relató en la 99.9 la dramática situación que atraviesan las 15 familias que dependen de la firma distribuidora, luego de que el domingo por la tarde se encontraran con la empresa “cerrada, con candado, y un cartel que sólo indicaba comunicarse con un estudio jurídico”. “Hasta ahora no hemos tenido ninguna novedad”, afirmó.
Oroño explicó que el lunes, al llegar al depósito, no pudieron ingresar y que la única comunicación formal fue a través de abogados que se presentaron en el Ministerio de Trabajo sin dar respuestas. “Ni siquiera tenemos certeza de si vamos a cobrar los sueldos de este mes, lo que significa muchísimo en diciembre, en plena época de fiestas”, señaló. Indicó que la antigüedad promedio de los trabajadores oscila entre 20 y 29 años: “Somos 15 familias que estamos en esta situación y todavía no tenemos ninguna novedad de la empresa”.
A la gravedad del cierre sorpresivo se suma otro problema: clientes que abonaron pedidos de mercadería que ahora quedó retenida dentro del establecimiento. “El sábado trabajamos normalmente hasta las 6 de la tarde preparando pedidos. Los clientes compran por WhatsApp, pagan electrónicamente y luego retiran. Toda esa mercadería quedó acá adentro y ellos tampoco tienen respuesta”, explicó.
Oroño responsabilizó directamente a la familia propietaria: Jorge Manacero y sus hijos Carola (Recursos Humanos) y Mauro (logística y compras). “Este triángulo de hierro decidió el cierre de un día para otro, dejando 15 familias en la calle en diciembre. Es una tristeza abrasadora”, sostuvo.
Recordó además que en 2016, cuando la empresa se incendió, fueron los propios trabajadores —junto al sindicato y gestiones provinciales— quienes ayudaron a reactivar la actividad. “Con nuestras herramientas levantamos nuevamente la empresa. Después de eso construyeron el depósito actual. Y ahora nos pagan así”, lamentó.
Sobre otras bocas de la firma en el país, aclaró que Caromar cerró cuatro sucursales y mantiene funcionando otras en Buenos Aires, Rosario y Neuquén, además de continuar comercializando su marca propia “El Coloso”. Sin embargo, la modalidad es la misma: “A los clientes sólo les piden el número y les dicen que van a ver cómo solucionar, pero no les dan fechas ni certezas”.
“Nos vamos a quedar en la puerta luchando por estas 15 familias”, remarcó Oroño, quien insistió en que los dueños deben dar la cara. “Caromar es un nombre. Los responsables son la familia Manacero, que tomó esta decisión de dejar a 15 familias en la calle de cara a las fiestas y a un cierre de año”.