Así lo indicó el periodista que forma parte de “Infancia Compartida”, entidad desde la cuál están pidiendo que se mejore el sistema.
La situación de los Juzgados de Familia en el país es realmente. Se dan fallos preocupantes, desapegados de la situación que se está atravesando y todo eso genera una profundización de conflictos y hasta casos de violencia.
El periodista Pablo Mangiarotti, integrante del colectivo “Infancia Compartida”; habló a través de la 99.9 indicando que “hay un ex camarista que dice que los peores jueces terminan en lo Tribunales de Familia. Con la excepción de muy pocos casos, dejan bastante que desear. Apelan a la autocomposición, carecen de empatía al momento de sanar los vínculos familiares y, hasta en algunos casos, recrudecen los conflictos y llevan a la violencia porque no tienen en cuenta a la desesperación a la que empujan a la gente”.
Incluso señaló que tienen un registro de los motivos más insólitos por los que terminan separando familias: “tenemos un ranking de denuncias absurdas como 6 meses de cautelar porque no le sabe poner el bronceador o porque el niño llora cuando se lava los dientes. Alguien se acerca a un juzgado, dicen que la mamá o el papá hacen algo y ni leen la denuncia, meten sello y 30 días de restricción perimetral. Necesitamos empatía de los jueces de Familia y que vuelva a las raíces de lo que comenzó siendo, un ámbito donde, por las características especiales, la justicia debe ser muchísimo más humana”.
Para Mangiarotti los problemas que se presentan tienen una profundidad mayor y se deben abordar como tales: “no hay orden de un juez que solucione una disfuncionalidad familiar que está en conflicto. Tiene que haber una interdisciplina que ayude a las partes a comprender que cada situación de agresión mutua tiene que ver con un daño a los niños”.
Lo que están pidiendo entonces es que haya cambios profundos y reales para, principalmente, resguardar a los niños: “lo que proponemos es que ante una denuncia debe haber una intervención inmediata de cuerpos interdisciplinario que pericien a todo el mundo e intervengan en la familia, pero sobre todo en los chicos, que les expliquen porque no ve más a papá, a mamá, a los abuelos, que les pregunten que sienten”.