La sobreoferta de petróleo lleva los inventarios mundiales a niveles récord. La Agencia Internacional de la Energía advierte de que puede presionar los precios a la baja.
El estado está al borde de la quiebra y no paga sueldos. Funcionarios hacen cola para conseguir donaciones. Y los turistas en las playas son «atacados» por olas de «arrastoes».