Según cálculos oficiales, en los últimos años habrían cerrado unos 300 establecimientos. Para el sector rural, son muchos más. La mayoría son pequeños. El peligro de concentrar la actividad en grandes actores.
Fue para dividirse el territorio sobre el que cada uno operaría en la ciudad de Medellín. Así pusieron fin a más de un año de enfrentamientos. «Alguien tiene que haberles brindado ese espacio», dijo Navarro Wolff.