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Un inocente que sufrió los errores del sistema judicial

Antonio Guile resultó condenado por un robo con violencia cometido en Sevilla en 2011. Un año después fallecía en prisión. Y ahora, dos años y medio más tarde, el ADN ha revelado al verdadero autor del robo, que no era él. El Tribunal Supremo ha corregido dos sentencias condenatorias. Demasiado tarde para Guile, ya fallecido, que fue condenado por el testimonio de la víctima, que le reconoció “sin género de dudas” hasta en tres ocasiones distintas.

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