Blanco el negro
Nos estamos dejando las mandíbulas aplastadas contra el piso por el resultado del juicio que acaba de llevarse a cabo en los Estados Unidos, en el que un tribunal decidió que un tal señor Zimmermman, blanco él, autointitulado vigilador a voluntad del barrio en el que vivía, decidió disparar a quemarropa contra un chico negro porque le parecía sospechoso. Porque no le gustaba que estuviera allí, simplemente. El pibe estaba desarmado, pero poco importó, tanto a quien disparó como a quienes decidieron absolver al vigilador de culpa y cargo.