Cartas de un judío a la Nada

Orilla del Mar Mediterráneo, 707 Las historias se sienten venir a lo lejos. Un día soleado sin viento, una pesca abundante, una aldea particularmente feliz. Las frascas de vino que se abren al caer la noche, una fogata que se enciende sobre la arena, y los niños que pelean por sentarse en el primer lugar. Y finalmente, los ojos de todo el pueblo convergiendo en un solo punto: en los ojos del Narrador. En mis ojos.