Cerca de un 90% de los votantes apoya que los vehículos dejen de circular por la ciudad. Solo han participado 103.000 personas de las 1,3 millones que podían votar en la consulta organizada por el Ayuntamiento.
Los parisinos han votado este domingo con una mayoría aplastante expulsar a los monopatines de alquiler de la ciudad. El referéndum local organizado por el Ayuntamiento de la capital francesa ha tenido, sin embargo, una participación muy baja. Solo han votado 103.000 personas de las 1,3 millones de inscritas para la consulta. Es la primera gran capital que decide sacar de sus calles a estos nuevos vehículos.
El debate sobre prohibirlos o no ha despertado en los últimos meses pasiones tanto en un bando como en otro, con argumentos que suelen repetirse en otras ciudades del mundo. El resultado no es jurídicamente vinculante, pero la alcaldesa, la socialista Anne Hidalgo, se había comprometido a respetar su resultado. Si cumple con su promesa, la Ciudad de la Luz, una de las primeras en abrirse a este tipo de movilidad, deberá por ende amanecer el próximo 1 de septiembre sin estos vehículos.
“Me he comprometido a respetar el resultado de la votación”, ha subrayado Hidalgo, regidora desde 2014, mientras emitía su voto en uno de los 21 centros para votar en la ciudad, según ha recogido la prensa local. Los colegios electorales abrieron a las 9.00 y cerraron a las 19.00. La pregunta era la siguiente: “¿A favor o en contra de los monopatines de alquiler?” Tres empresas operan actualmente en la capital, la estadounidense Lime, la francesa Dott y la alemana Tier, con una flota total de 15.000 dispositivos. Su contrato termina el 31 de agosto de 2023.
Hidalgo, cuyo mandato termina en 2026, lleva meses posicionándose en contra de los patinetes, que considera peligrosos, poco ecológicos (por la corta duración de sus baterías de litio) y focos de conflictos en el espacio público. Para zanjar el debate y tomar una decisión sobre su futuro, decidió a finales de enero organizar una consulta para que se pronunciaran los propios parisinos. La votación no afecta a los monopatines eléctricos de particulares, que podrán seguir usándolos.
Un tipo de movilidad polémica
Los monopatines de alquiler hicieron su aparición en París en 2018, cuando más de 12 operadores proponían sus servicios. Desde entonces, los dispositivos han proliferado, creando a veces roces con peatones, automovilistas y ciclistas. Mientras para algunos capitalinos representan la facilidad de desplazarse por poco dinero a cualquier hora, otros los ven como vehículos peligrosos, que causan accidentes y caos en el espacio público. Una nueva forma de moverse por la ciudad, pero que ha dividido y provocado tensiones, como lo ha reflejado el propio voto.
“Creo que hay demasiadas personas en las aceras que usan monopatines. Muchas veces dicen que no van por las calles porque hay adoquines y que les molesta, pero creo que es peligroso”, ha dicho Mathieu De Beaucorps, 46 años, después de votar en contra de los vehículos. Eva Teriipaia, de 35 años, también ha votado en contra. “Sinceramente, veo que los monopatines no son los que más respetan el código de tránsito. El voto ha sido una manera de expresar por fin el hecho de estar en contra”, ha manifestado a la salida de un centro de votación en el centro de la capital.
Thomas Guignard, en cambio, ha votado por mantenerlos. “Considero que son una buena manera para tener menos contaminación, menos coches, menos gente en el metro”, ha dicho el hombre, de 48 años. “El tema aquí es regular mejor, aprender a mejor usarlos todos juntos”, ha añadido. Coincide Adrien Busser, de 25 años: “Los uso, me gustan, entiendo a la gente que vota en contra, pero creo que es importante imponer más reglas”, ha recalcado.
El joven ha lamentado sin embargo la falta de información sobre la votación. “Creo que la mayoría de la gente que vota son los que están enojados y que por eso quieren votar más y votaron en contra. Pero hay muchos jóvenes que usan los monopatines a menudo y no saben que hubo un referéndum”, ha dicho.
No es el único que ha criticado las formas en las que se ha organizado la consulta. Tanto sus detractores como las tres empresas que prestan el servicio han criticado el hecho de que no se ha podido votar ni en línea ni por procuración, lo que no favorece el voto de los más jóvenes, los principales usuarios de los dispositivos.
Intento de aplacar las críticas
Ante el temor de verse expulsados de la ciudad, los operadores lanzaron una campaña para impulsar a sus usuarios a votar, con el hashtag #SauveTaTrott (salva tu monopatín, en francés) y a veces con la ayuda de influencers locales. Hace unos meses, los operadores anunciaron también nuevas medidas para tranquilizar a las autoridades locales, como controles de identidad para evitar usuarios con menos edad de la permitida, el uso de matrículas o el aumento de agentes para controlar que se estacionen correctamente los vehículos.
Las autoridades locales ya habían impuesto una serie de regulaciones. Desde junio de 2019, los monopatines son considerados como “dispositivos de desplazamiento personal motorizado” sometidos a las normas de tráfico. Su velocidad está limitada a 10 kilómetros por hora y en algunas zonas concretas a 20 kilómetros por hora. En caso de infracción, la multa puede llegar a los 1.500 euros. Los vehículos, en los que solo puede estar una persona, tienen además prohibido circular en los parques públicos y en la acera. La edad mínima para usarlos es de 12 años y tienen que estacionarse expresamente en los lugares señalados. Estas medidas, sin embargo, no han sido suficientes, según el Ayuntamiento.
En 2022, hubo 3 muertos y 459 heridos en París, en más de 400 accidentes en los que estuvieron implicados este tipo de vehículos, según datos de la policía. El balance lleva tres años aumentando.