“Vamos a seguir siendo tierra de asilo”, afirma la ministra de la Vivienda Emmanuelle Cosse.
La izquierda francesa, reticente al principio a la política de refugiados de la conservadora alemana Angela Merkel, parece dispuesta a enarbolar la bandera en favor de tales políticas. Frente a la avalancha migratoria y las críticas domésticas de la derecha y la ultraderecha, el Ayuntamiento de París, con el aval del Gobierno socialista, abrirá en octubre la primera fase de un gran campamento de refugiados. Es “el primero de Europa en una zona urbana densa”, en palabras de la alcaldesa Anne Hidalgo.
En mayo Anne Hidalgo, del Partido Socialista, presentaba su proyecto de levantar un campamento como contrapartida a la inacción del Gobierno socialista de François Hollande. Este martes, la ministra de la Vivienda, Emmanuelle Cosse (execologista) lo avalaba con su presencia en la presentación del proyecto y con fondos estatales: el 20% de la edificación y la totalidad del funcionamiento del alojamiento. “Vamos a seguir siendo una tierra de asilo”, ha afirmado Cosse.
Cada día, más de 90 personas llegan a París y sus alrededores en busca de asilo político. La presión sigue en aumento. Frente a la gravísima crisis migratoria que sufre Europa, la capital instala un campamento de refugiados (desdoblado en dos centros). Abrirá a mediados de octubre el primer centro, con capacidad para albergar a 400 hombres en su primera etapa en Francia, y más adelante un segundo para familias y mujeres no acompañadas.
El primer centro se está instalando en el norte de la ciudad, en la Puerta de la Chapelle. Dispondrá de una gran zona de recepción en la que atender a los que acaban de llegar, ofrecerles atención médica y psicológica, informarles sobre sus derechos y, llegado el caso, alojarles en el albergue del campamento durante unos días (un máximo de diez) hasta que sea derivado a uno de los 160 centros de refugiados repartidos por todo el país. Cosse ha dado un dato revelador muy relacionado con la llamada Jungla de Calais, donde se hacinan entre 7.000 y 10.000 migrantes que solo desean cruzar el Canal de la Mancha hasta el Reino Unido. El 80% de los refugiados atendidos en Francia, ha dicho Cosse, deciden quedarse en su suelo.
El segundo centro, con capacidad para albergar a más de 300 personas, se está levantando en el sur, en la barriada de Ivry-sur-Seine, y se abrirá antes de fin de año, aunque no se ha desvelado la fecha. Tanto este centro como el de hombres dispondrá de albergues modulares fáciles de desmontar, pues la idea es que ambos sean de carácter transitorio. El Ayuntamiento asegura que los desmantelará en año y medio. “Aspiramos a la paz, a que cesen los problemas en los países de los que huyen”, advierte el alcalde de Ivry, Philippe Bouyssou, del Partido Comunista. El alcalde del distrito XVIII, que estaba también en la presentación de este proyecto, Éric Lejoindre, es socialista.
“Es fundamental que no cedamos al buenismo que el pensamiento dominante nos pretende dictar”, ha criticado el partido conservador Los Republicanos, que ha recordado el revés electoral sufrido el domingo por Angela Merkel en Alemania “tras abrir la frontera germano-austriaca a los refugiados”. Tanto Cosse como Hidalgo han admitido la dureza e incluso la violencia que ejerce la sociedad francesa contra estos campamentos. En la noche del lunes, se registró un incendio en el edificio que se está arreglando para la acogida de migrantes en Forges-les-Bains, en Essonne, al sur de París. La hipótesis de la fiscalía y del Gobierno es que se trata de un incendio intencionado. “Si se confirma, emplearemos todo los medios para poner a los autores ante la justicia”, ha comunicado el Ministerio del Interior. Unas horas antes del incendio hubo una pequeña manifestación de vecinos contra el centro.
La presión migratoria que está registrando Francia avanza de manera paralela a la que está afectando a toda Europa. El número de demandantes de asilo se ha disparado. Francia recibió 64.310 peticiones en 2014. Fue el cuarto país tras Alemania, Suecia e Italia. El año pasado, la presión aumentó en este país hasta los 80.075 según cifras oficiales francesas; un 22% más. Paralelamente, el número de expulsiones ha descendido a 8.660 frente a 10.800 en 2014. Es algo que deplora la derecha y ha insistido sobre este particular tras el anuncio de la apertura del campamento de París. “Francia no puede acoger a los que no cumplen con las reglas del derecho de asilo”, ha lamentado Los Republicanos. “No decirlo claramente es exponer a Francia a una inmigración económica para la que no tiene capacidad”.
Las instalaciones de acogida de la capital están saturadas, según la alcaldesa de París. El 40% de los demandantes de asilo del país presentan su petición en la provincia de París (Isla de Francia). En los descampados de la ciudad aparecen constantemente campos improvisados insalubres que las autoridades desmantelan cada cierto tiempo. “Viven en condiciones indignas. No podemos tolerarlo”, ha dicho Anne Hidalgo. “Son inaceptables”, ha insistido Cosse, que el viernes visitó la Jungla de Calais, el agujero negro con el que el Gobierno socialista quiere terminar y que no hace más que crecer: ha duplicado su población durante el verano.
La asociación Emmaüs Solidarité es la elegida por las autoridades para gestionar el nuevo campo de refugiados parisino.