La abogada Patricia Perelló habló en la 99.9 sobre la agresión que recibió luego de que se decidiera brindar salidas transitorias a los ex policías condenados por el crimen de Natalia Melmann: “tengo muchos años de profesión y jamás pasé una situación igual. Nos insultaron, escupieron y tiraron piedras. A mí me gritaban asesina y violadora, es algo demencial”, relató.
Después de que le dieran las salidas transitorias a los ex policías condenados por el crimen de Natalia Melmann, se produjo una repudiable agresión a la abogada Patricia Perelló que contó en la 99.9 los hechos: “tengo muchos años de profesión y jamás pasé una situación igual. Corrí por la calle 300 metros hasta escondernos debajo de una escalera de mampostería de una cochera para que no nos maten, esa es la realidad. Nos corría un grupo de personas que nos tiraba piedras, nos escupía y nos insultaba de la peor manera. La gente en la calle miraba sin creerlo”, relató.
La letrada destacó el pedido de protección porque suponía que algo por el estilo podía pasar, pero la justicia no les dio ese respaldo: “hay varias cuestiones para señalar. Pedí que hubiera protección especial porque conozco al psicópata y delincuente de Gustavo Melmann que sacó la chapa justa que es la de víctima. A su hija la mataron y es un horror pero hizo un acuerdo con el asesino para cobrar sus 6 millones de pesos y lograr impunidad ya que lo acusaban de la venta de drogas. Logró todo en estos años con prepotencia y ahora llevó un grupo de gente para lo mismo. Hay testigos que dicen haber visto como les daba dinero”, dijo con dureza sobre el padre de la víctima.
Hubo también negligencia de quienes tenían que brindarles la poca protección que tenían en cuanto al lugar elegido para retirarse: “cuando teníamos que salir, una persona que después me enteré que es un jefe del Servicio Penitenciario, nos sacó nuevamente por la Alcaldía al playón de Tribunales donde está el estacionamiento caminando. Teníamos como custodia dos polícias varones y una mujer. Cuando salíamos nos comenzaban a correr y la policía nos dijo que corramos. A mí me gritaban asesina y violadora, es algo demencial. Estamos viviendo una degradación de la sociedad que no tiene nombre“, dijo Perelló.
No se quedará de brazos cruzados después de esta agresión y adelantó que está trabajando en la identificación de todas las personas que la agredieron: “están identificadas las personas, una es la nuera de Melmann, la pareja de su hijo, otro es un delincuente de Miramar. Tengo varios identificados y voy a identificar más aún. Muchos portales lo publicaron como algo sin crítica o como algo merecido por mi persona”. Luego agregó: “la sociedad está tremendamente enferma. Es la misma sociedad que cuando comenzaron las denuncias en el Colegio Gianelli trompearon a la directora, rompieron todo el colegio y se tuvieron que escapar de la misma manera. No me imagino en una sociedad civilizada un hecho de esta naturaleza”.
Los responsables para ella son fácilmente reconocibles y por eso tratará de que se conozca la situación: “hay dos cuestiones muy importantes. Primero la instigación de Gustavo Melmann, tenía un interés porque se dio cuenta como venía la audiencia. También creo que hubo una falta de recaudos del Poder Judicial en protegernos. No tenía porque entrar por el tunel de la Alcaldía cuando tengo una puerta para entrar. El que se alegra de lo que me pasó no merece la calificación de animal o bestia; son basuras humanas no puedo decir otras cosas”.
La oportunidad de salidas transitorias ya la tenían hace años atrás los detenidos y se las revocaron, según definió Perelló, “ilegalmente” indicando además que los jueces que lo firmaron tienen hoy un pedido de juicio político. “Un psicópata como Melmann convenció a la gente indicando que su hija fue violada cuando todas las pericias dicen que no y esto es claro como el agua. Voy a escribir el libro y nombraré a todas las personas involucradas con nombre y apellido porque una lucha de 15 años no puede terminar de esta manera con nosotros corriendo por la calle por nuestras vidas”, concluyó.