La abogada de CASRECH habló en la 99.9 sobre la situación de intentos de saqueos días atrás y el actual aumento de precios que están sufriendo los supermercadistas chinos.
El momento que están atravesando los comerciantes es difícil. No quedan exentos los supermercadistas chinos que convivieron con momentos de tensión por la posibilidad de saqueos y luego los aumentos de precios por la devaluación post PASO.
La abogada de la cámara que los nuclea (CASRECH), Paula Urcioli, habló en la 99.9 sobre ambos temas indicando que “desde los saqueos de 2013 quedó el fantasma del miedo, cuando nos enviaron mensajes y había grupos en Facebook alertando la situación, buscamos la manera de resolver. Algunos mercados cerraron y por suerte no pasó a mayores, fueron dos días de miedo que no pasó de ser una amenaza”.
También corrió mucho a través de redes sociales un video donde se veía a supuestos supermercadistas chinos armandose para repeler posibles saqueos, a lo que la abogada indicó que “a partir de 2013, muchos supermercadistas chinos tienen armas registradas para protegerse, pero el video que circuló mostraba casi un arsenal de guerra. Eso no sucedió en Mar del Plata, son comerciantes comunes que están sufriendo los embates de la inflación y que sufren la inseguridad. No niego que puedan tener elementos de seguridad en sus negocios pero no a ese nivel”.
Lo que le parece muy peligroso es que, ante estos hechos que se dieron en otros lugares del país, nunca hay una reacción del otro lado para condenar lo que está sucediendo: “desde 2013 no hubo nadie condenado por los saqueos, hubo cámaras de seguridad pero no se trabajó sobre el tema. Quedó en el ideario popular que saquear no es un delito y eso me preocupa porque no veo que se cambie algo”.
Respecto de los aumentos específicamente, la letrada indicó que “todo lo que es comercio de proximidad ya venían sufriendo una brecha con las grandes cadenas porque no acceden en los mismos precios, han registrado aumentos de no menos del 25%. Creemos además que los aumentos seguirán porque no se consigue aceite, azúcar, no se puede comprar cantidad de algunas cosas porque están cuantificados. Panificados y bebidas son los que más han aumentado y no se ve un freno”.
Justamente lo que concibió el gobierno como un programa para ayudar a los que menos tienen, generó siempre el efecto contrario: “este tipo de política de Precios Justos está golpeando a los más pobres, hay falta de control desde el gobierno, una falta de transparencia en el canal mayorista porque están compitiendo con sus propios clientes gracias a los Precios Justos; venden por unidad y prefieren reservarse la ganancia para venderle al público”.