China levantó hospitales en pocos días para enfrentar el virus, pero sigue retrasando, un año después, la visita de la misión de la OMS que investigará el origen del patógeno, considerado el ‘enigma científico más urgente del mundo’. La teoría de que éste surgió en un mercado de pescado de Wuhan es cada vez más cuestionada.
Se cumplió este fin de semana un año desde la primera muerte de coronavirus confirmada en China: un cliente de 61 años del famoso mercado de pescado de Wuhan. Ese lugar fue señalado en un primer momento como el lugar del surgimiento del patógeno, supuestamente en una especie de murciélago no identificada.
Pero esta teoría no es en absoluto plausible para algunos investigadores. Uno de ellos estima que pudo surgir muchos meses antes, quizá un año antes o incluso más.
Casi dos millones de muertes después, la pandemia está fuera de control en todo el mundo y ha causado decenas de millones de enfermos, el descalabro de la economía mundial y dado lugar a multitud de disputas y reproches entre países.
¿Qué dicen hoy las autoridades chinas sobre la misión de la OMS que debe investigar el origen del coronavirus? Que se estaban llevando a cabo los preparativos para la misión.
La OMS criticó la demora del viaje de la misión previsto desde hace tiempo. El director general de la OMS aseguró que estaba “muy decepcionado” por la falta de finalización en Pekín de los permisos necesarios para que un grupo de expertos pudieran viajar a China e investigaran el origen del virus.
China sigue poniendo trabas a los intentos independientes de averiguar los orígenes del virus y de dar respuesta a la cuestión central de cómo se transmitió de los animales a los humanos.
Los expertos advierten que quizá nunca se encuentre una respuesta plausible sobre el origen del coronavirus, tras meses de investigación marcados por la desorganización, el secretismo de China y los rencores.
Las pesquisas tropiezan una y otra vez en un batiburrillo de pistas que sugieren que el virus podría haberse originado previamente, fuera de Wuhan, o de teorías de la conspiración –alentadas por Trump– que apuntan que el coronavirus habría sido creado en un laboratorio de Wuhan.
Establecer el origen es vital para poder atajar futuros brotes rápidamente, indican los virólogos. Esa pista podría marcar la pauta a la hora de tomar decisiones políticas sobre si hay que sacrificar poblaciones de animales, poner en cuarentena a las personas afectadas o limitar la caza de animales salvajes o los contactos entre humanos y animales.
Dudas sobre el mercado de Wuhan
China fue elogiada por haber informado con prontitud sobre el virus y por divulgar su secuencia genética, en comparación con su comportamiento durante el brote de SARS de 2002-2003, que ocultó al principio.
Pero no en todo ha sido tan transparente.
Las autoridades de Wuhan intentaron tapar el brote en un primer momento y después malgastó unas semanas preciosas negando la transmisión entre humanos.
Desde el principio, las autoridades chinas declararon de forma tajante que el brote empezó en el mercado mayorista de mariscos Huanan de Wuhan.
Pero los datos de China de enero de 2020 muestran que varios de los primeros casos no guardaban relación con el mercado, lo que sugeriría que el origen del virus podría estar en otro lado.
La versión de China dio un giro en marzo, cuando un responsable para el control de enfermedades de ese país, Gao Fu, dijo que el mercado no era la fuente, sino una “víctima”, un lugar en el que el patógeno simplemente se había amplificado.
Desde entonces, China no ha conseguido atar ningún cabo suelto, facilitando con cuentagotas la información sobre las muestras animales o ambientales recabadas en el mercado, que podrían ser de gran ayuda para los investigadores, según los expertos. Además, ha mantenido alejados a los especialistas extranjeros durante mucho tiempo.
¿Qué pruebas podrían encontrarse un año después?
Qué se les permitirá ver a los científicos una vez allí o qué esperan encontrar un año después también es una incógnita. Los expertos afirman que las autoridades podrían haber destruido o limpiado pruebas cruciales, en una respuesta inicial movida por el pánico.
“Cada brote sigue un camino. Es algo caótico y disfuncional”, dijo Daszak.
“No hicieron un gran trabajo en la investigación animal al principio”, añadió. “En algunas cosas eran bastante abiertos, pero en otras eran bastante menos abiertos”, señaló.
Las razones que llevaron a China a actuar con tal secretismo no están claras, pero el Partido Comunista –en el poder– tiene un largo historial de eliminar información que pueda ser políticamente dañina.
Denunciantes y periodistas ciudadanos que compartieron detalles por internet de lo que sucedió en las terroríficas primeras semanas del virus han sido amordazados o encarcelados.
Puede que Pekín quiera esconder olvidos o fallos en la regulación o la investigación para evitar bochornos a nivel interno o que salgan a la luz “retrasos” globales, apuntó Daniel Lucey, epidemiólogo de la Universidad de Georgetown.
Quizá el mercado de Wuhan no sea el punto de salida, agregó Lucey. Según él, el virus ya se había propagado rápidamente por Wuhan en diciembre de 2019, lo que indicaría que habría estado circulando desde mucho antes.
Eso es así porque a un virus puede llevarle meses o incluso años desarrollar las mutaciones necesarias para convertirse en altamente contagioso entre humanos.
La teoría de que se originó en el mercado “no es simplemente plausible, en absoluto”, insistió Lucey. “Ocurrió de forma natural y fue muchos meses antes, quizás un año, quizás más de un año”, agregó.
Y por si las dudas no fueran suficientes, en diciembre China dijo que en Wuhan, al principio de la epidemia, podrían haberse dado hasta 10 veces más casos de covid-19 de los declarados en ese momento.