Sabadell, Novagalicia y Deutsche Bank son algunos de los estafados por esta “ingeniería contable”. La empresa había cerrado una planta en Argentina, echando a todos los trabajadores.
Pescanova, actualmente en concurso de acreedores, emitió facturas falsas y las colocó a varias entidades financieras españolas para conseguir financiación extra y ganar tiempo. Así lo han confirmado a ABC fuentes bancarias de máximo nivel. Entre las entidades afectadas estarían, al menos: Banco Sabadell, el máximo acreedor de la pesquera; Novagalicia, el segundo; y el alemán Deutsche Bank. Fuentes conocedoras de la operativa sostienen que la estafa ha sido «generalizada, con casi todos los bancos con los que ha trabajado Pescanova».
La “ingeniería contable” puesta en marcha por la multinacional pesquera ha estado operativa hasta la declaración oficial de la suspensión de pagos. Y según las mismas fuentes, había adquirido tal inercia que llegó a convertirse en una auténtica estructura financiera paralela.
Además de las facturas falsas, generalmente cruzadas entre el entramado de filiales del grupo, la banca acreedora detectó otras irregularidades en sus operaciones con la entidad gallega. Por ejemplo, la utilización de varias líneas de “factoring”: el banco adelantaba el importe de la factura y, una vez vencido el plazo, Pescanova se la cobraba al cliente. Cuando el banco descubría el fraude, la pesquera se excusaba aludiendo un error. Con esta táctica, que se repetía con periodicidad, Pescanova conseguía ganar unos meses de liquidez que podían ser vitales.
Algunas entidades afectadas han cubierto estos agujeros con los depósitos que exigían a la empresa como garantía de las líneas de créditos. En otros casos, Pescanova reembolsaba las cantidades. La pesquera gallega también habría recurrido a otras irregularidades contables para conseguir liquidez, como el endoso de derechos de cobro inexistentes. Según las fuentes consultadas, empresas que ya no eran clientes de Pescanova recibieron comunicaciones de entidades financieras en las que se les reclamaba el pago de unas deudas irreales, a veces hasta más de un año después de la última compra realizada. Todo, para ganar dinero y tiempo. La multinacional pesquera hacía caja y confiaba en poder solucionar la situación antes de que esas deudas ficticias vencieran.
ABC ha pedido a Pescanova su versión de los hechos, pero la empresa decidió no realizar comentario alguno. La pesquera, cuya deuda ronda los 3.000 millones de euros, está en manos del Juzgado de lo Mercantil N°1 de Pontevedra que, a petición de la CNMV, ha encargado a Deloitte la administración concursal.
Recurso del presidente
Precisamente ayer, Pescanova presentó un recurso de reposición contra la decisión del juez de apartar de sus funciones al consejo de administración de la compañía, encabezado por el presidente Manuel Fernández de Sousa, porque “la resolución no valora adecuadamente las gravísimas consecuencias que resultarán de la drástica decisión”. El escrito sostiene que se ha encomendado “a un consultor la imposible tarea de gestionar un grupo de una dimensión y complejidad tal que exige la posesión de una experiencia cualificada“.
El cierre en Argentina
El grupo Pescanova cerró una de sus plantas en Argentina, situada en el municipio de Comodoro Rivadavia, y dejó en la calle a sus 40 trabajadores. Así lo informa el periódico regional El Patagónico. La asfixia financiera de la empresa española, en concurso de acreedores, ya había provocado problemas en la flota que tiene en el otro lado del Pacífico.
El rotativo, que muestra una foto con una parte de los trabajadores luego de que se les comunicara el cierre, añade que los motivos que ha dado la filial de Pescanova para justificar la decisión son la crisis internacional y la falta de incentivos para continuar con la actividad.
Además, indica que los trabajadores afectados por el cierre acordaron esperar al inicio de las negociaciones con Argenova, que es el nombre de la filial, antes de decidir eventuales movilizaciones en contra de la clausura de la fábrica para no alterar el normal funcionamiento del puerto de Comodoro Rivadavia.
También en Argentina, varios de los barcos de Pescanova tuvieron que seguir amarrados a puerto durante más tiempo de lo previsto por dificultades para comprar combustible. Aunque la empresa vinculó lo sucedido en sus filiales a “tensiones de tesorería” y negó que los buques estuviesen parados.