Los resultados prometedores de los ensayos de las vacunas contra el coronavirus van confirmando sus efectos en la vida real, como lo indican dos informes favorables, en este caso, vinculados con el fármaco desarrollado por Pfizer y BioNTech.
Los dos socios solicitaron al organismo regulador de la salud de Estados Unidos que flexibilice los requisitos de almacenamiento a temperaturas ultrabajas de su vacuna, lo que podría permitir su conservación en los congeladores de las farmacias, dijeron este viernes las compañías.
Las empresas presentaron nuevos datos de temperatura a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para respaldar una actualización del etiquetado, lo que permitiría almacenar las vacuna entre -25 y -15 grados centígrados durante dos semanas.
Hasta el momento, uno de los contratiempos de la vacuna de Pfizer era la necesidad de almacenamiento a temperaturas ultrafrías, entre -60°C y -80°C, lo que significa que debe enviarse en contenedores especialmente diseñados, un verdadero dolor de cabeza a nivel logístico.
Muchos países y regiones no cuentan con la infraestructura para semejante despliegue. Tanto es así que los requisitos de almacenamiento en frío de la vacuna desencadenaron una lucha por el hielo seco entre estados de Estados Unidos al principio de la campaña de vacunación.
La aprobación por parte de la FDA podría enviar una fuerte señal a otros organismos reguladores de todo el mundo y facilitar la distribución de la vacuna en los países de bajos ingresos.
Al mismo tiempo, un anuncio llegado de Israel reforzó el optimismo con la vacuna de Pfizer, en este caso no sobre su temperatura de almacenamiento sino sobre su grado de eficacia en las personas inoculadas. La primera dosis es eficaz en un 85% dos a cuatro semanas después de su administración, según el estudio israelí, que invita no obstante a no renunciar a la segunda dosis.
Israel lanzó el 19 de diciembre una gran campaña de vacunación tras un acuerdo con Pfizer que le permitió a Israel obtener rápidamente millones de dosis a cambio de suministrar datos biomédicos sobre el efecto de la vacuna.
Hasta ahora 4,23 millones de israelíes (47% de la población) recibieron al menos la primera dosis de la vacuna y, de estos, 2,85 millones (32%) ya tuvieron la segunda, según el Ministerio de Salud.
Recientes estudios israelíes cifraron en 95% la eficacia de la vacuna una semana después de la segunda dosis y este nuevo estudio del hospital Sheba, publicado por la revista científica The Lancet, la considera eficaz ya en un 85% entre dos y cuatro semanas después de la primera dosis.
“De dos a cuatro semanas después de la (primera) dosis hay ya un fuerte índice de eficacia, con una reducción del 85% de los casos sintomáticos”, resumió Gili Regev-Yochay, coautora del estudio israelí.