“Podríamos haber evitado la mayoría de víctimas”: Las inundaciones en Libia, un desastre de la era post-Gadafi

El alcalde de Derna teme que la cifra de fallecidos podría alcanzar los 20.000. La ONU cree que se podrían haber evitar la mayoría de víctimas con una mejora de la gestión.

La magnitud de la tormenta Daniel, que ha afectado gravemente el este del Mediterráneo, podría haber causado menos muertes y daños estructurales en Libia si el país estuviera dotado de un gobierno e infraestructuras fuertes, apuntan los expertos. La ruptura de dos presas en la ciudad de Derna ya suma más de 6.000 fallecidos y cerca de 10.000 personas continúan desaparecidas. Los equipos de rescate siguen trabajando para recuperar los cadáveres y agilizar el proceso de entierros, en un intento de evitar la propagación de enfermedades por la descomposición de los cuerpos en aguas estancadas. “Es necesario el acceso a agua potable, saneamiento e instalaciones de higiene para evitar una nueva crisis dentro de otra crisis”, señaló en un comunicado Elie Abouaoun, director en Libia del Comité Internacional de Rescate.

“Podrían haber emitido advertencias y las fuerzas de gestión de emergencias habrían podido llevar a cabo evacuaciones. Podríamos haber evitado la mayoría de víctimas humanas”, señaló en una conferencia de prensa en Ginebra, Petteri Taalas, jefe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). La organización, un organismo de Naciones Unidas, advirtió que la magnitud del desastre se debe a que las instituciones “no funcionan de forma normal” y que en el pasado habían intentado sin éxito ayudar al país a reformar su sistema de seguridad meteorológico. “Las pérdidas económicas no se habrían podido evitar, pero también se habrían minimizado si se hubieran implementado los servicios adecuados”, añadió.

El torrente de agua se llevó por delante decenas de edificios, vehículos y carreteras. Cerca de 30.000 personas están desplazadas, un tercio de la población de la ciudad. Su alcalde, Abdel Moneim Al-Ghaithi, teme que la cifra de fallecidos pueda duplicarse, incluso ascender a los 20.000 muertos. “La situación es muy grave y sorprendente para la ciudad de Derna. No hemos podido afrontarla con nuestras capacidades”, señaló a los medios.

Derna es una ciudad costera situada en el este del país. Desde 2014 Libia está dividida en dos administraciones rivales en el oeste y este del territorio. La parte occidental tiene su capital en Trípoli, está administrada por el primer ministro Abdul Hamid Dbeibah, que encabeza un gobierno respaldado por la ONU. Derna se encuentra en la parte oriental, una entidad con sede en Tobruk gobernada por Osama Hamad. El mariscal Khalifa Hafter sigue ejerciendo una gran influencia en el gobierno del este, incluso se ha reunido esta semana con las autoridades egipcias para gestionar el envío de ayuda humanitaria.

Libia no ha tenido un Gobierno de alcance nacional prácticamente desde las protestas de 2011 que desembocaron en el asesinado del líder Muammar Gadafi. Facciones rivales han provocado enfrentamientos durante años, hasta pactar un frágil alto el fuego en 2020. Esta división ha obstaculizado el desarrollo económico y de infraestructuras en el país, creando una situación de gran vulnerabilidad ante desastres como las inundaciones de los últimos días. La división también ralentiza la movilización de recursos en un momento de emergencia. “La falta de coordinación ha hecho que la respuesta de socorro sea más lenta. Las carreteras colapsadas también han hecho más difícil la entrada de ayuda humanitaria”, explicó al canal turco Ahaber Abdulkader Assad, analista de Libya Observer. “Con dos gobiernos es muy difícil agilizar la ayuda. Ambos piden ayuda y países extranjeros quieren enviarla pero no saben con quién coordinarse. Además todo tiene que pasar primero por el aeropuerto de Bengasi, ser aprobado por las autoridades del este, es un proceso muy lento”, describe.

El gobierno occidental ha enviado ayuda humanitaria a Derna, aunque son pocas las ocasiones en las que ambas entidades se han juntado para tomar decisiones comunes que conciernen al país. El Banco Central libio sigue pagando salarios a funcionarios de ambas entidades y se han tomado decisiones sobre la distribución petrolera de los territorios, pero incluso estos encuentros han provocado tensiones, con la parte oriental exigiendo una mayor distribución igualitaria de los recursos petroleros.

La ciudad de Derna en particular, no solo ha sido escenario de combates que derivaron en la división del país, también ha sufrido graves negligencias en su infraestructura. Las presas que han cedido ante las inundaciones de la tormenta Daniel fueron construidas en los años 70 y apenas han sido mantenidas en las últimas décadas. Una investigación académica publicada el año pasado advirtió sobre la urgencia de reforzar estas instalaciones. “Si se produce una gran inundación, el resultado será catastrófico para la gente de la ciudad”, señaló su autor, Abdelwanees A.Ashoor.